CHOLULA.- Agradezco infinitamente a
Luis Enrique Sánchez Fernández, quien me diera la oportunidad de escribir por
primera vez en un medio de comunicación y también quien bautizara la columna de
quien estas letras escribe.
Hoy UTOPÍA
no abandona su vieja casa, pero tiene una nueva. Muchas gracias Epigmenio
Rojas, Epi pa´ los cuates, por darme la oportunidad de escribir aquí en el
Quetzal, Verdad sin Compromiso, me siento muy honrada con este espacio en el
periódico impreso con más impacto de la región.
Permítanme
presentarme, soy Cecilia Monzón, feminista, no hembrista, amante de la
naturaleza, del activismo social, de la justicia, de un buen libro acompañado
de una buena cerveza con mis perrhijos en los portales, o debajo de un árbol; y
por supuesto apasionada de la política, pero no de la política en la que el
jefe pregunta qué hora es y le contestan la que usted diga, sino de la política
que se ocupa de la justicia social y de la transformación de la vida de las
personas, de la política crítica e inteligente, la que enarbola y representa
los intereses de la gente.
Espero
apreciables lector y lectora, que en los próximos días se tomen unos minutos
para leer mis letras, confiando siempre en causar interés y curiosidad,
ilusionada con sembrar la ética y la moral, no aquella moralidad que nos
inculcaron nuestras familias en esta Cholula de las 365 iglesias, sino la moral
que distingue entre el bien y el mal desde lo más profundo del ser, no aquella
ética de las lecciones universitarias, sino la ética filosófica, esa que parte
de la duda en búsqueda de la verdad y de lo bueno.
Escribiré de
situaciones de la vida cotidiana, de las noticias, de lo que ocurre en las
redes sociales, de política, de derecho y de lo que se me venga en gana, que
afortunadamente no ha nacido quien me diga de qué escribir y la inspiración me
puede venir de cualquier lado, hasta de mi perra, que probablemente sea el
motivo de la primera columna.
Se me hace
un poco feo agradecer a Epi y a Luis Enrique y no agradecer a quienes me han
hecho y hacen ser quien soy. No puedo evitar dar gracias mi madre y a mi padre
que me hicieron una mujer libre y pensante; y que me apoyan aunque no siempre
les guste lo que decido. Gracias a mi hermana, que nunca deja de enseñarme el
vínculo inquebrantable que es el amor entre hermanas a pesar de la distancia y
del tiempo. Gracias a mi hermano, que desempolva siempre mi capacidad de
sorpresa. Gracias a mis tíos y tías, a quienes espero no haberles sacado canas
verdes, aunque creo que sí, lo hice. Gracias a mis primos y primas, con quienes
agarré el gusto por las conversaciones largas y con quienes me encanta
intercambiar puntos de vista. Gracias a mis amigos y amigas, que siempre están
ahí y que siempre confían en mí, incluso cuando pareciera que no coincidimos.
Agradecida con mi equipo de trabajo, quienes siempre encuentran la manera de
que hagamos algo por los y las demás; y dentro del equipo de trabajo agradecida
con la pasión, la entrega y la entereza de las bebesaurias, cuyo espíritu de
lucha ante la adversidad siempre me inspira. Por supuesto, gracias a usted,
apreciable lector y lectora, por haber leído esta primera entrega, pero sobre
todo gracias por chutarse sin repelar un párrafo entero de agradecimientos.
Hasta la
otra. Espero sus comentarios en Facebook: Cecilia Monzon y en Twitter:
@monzon_cecilia
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