"La fe actúa por la caridad"
Por Mons. Eugenio LIRA RUGARCIA
Arzobispo de Matamoros, Tamaulipas

Ofrecemos nuestra oración, así como esfuerzos solidarios concretos,
por tantas personas que han perdido la vida, a un ser querido, han sido dañadas
en su salud, o se han visto privadas de su vivienda y/o espacios de trabajo,
educación, culto, entre otros.
Valoramos y alentamos los esfuerzos de nuestros hermanos obispos,
sacerdotes y sus comunidades parroquiales, de distintas congregaciones
religiosas y grupos laicales, escuelas y universidades católicas, que desde sus
específicos carismas y dones, han prestado una ayuda ininterrumpida a los
damnificados, a través de la instalación de refugios, centros de acopio,
atención en hospitales, así como en el constante aliento a través de la Palabra
y los servicios religiosos. Es alentador constatar que comunidades parroquiales
y religiosas concretas, a pesar de ser las primeras damnificadas por el
derrumbamiento de sus instalaciones, han hecho a un lado su dolor para volcarse
en el servicio de la sociedad a la que sirven en una dinámica fraterna y
generosa.
Reconocemos también los múltiples gestos decididos de caridad, que se
traducen en toneladas de ayuda que estamos comunicando entre las distintas
diócesis del País, en beneficio de los sectores más apartados y desprotegidos;
el envío confiado de apoyos económicos para la necesaria atención de la
emergencia y la reconstrucción, por parte de otras Conferencias Episcopales,
empresarios, fundaciones, organismos civiles y eclesiales internacionales,
entre otras, que han salido a nuestro encuentro. Toda esta ayuda es gestionada
y coordinada a través de Cáritas de México. Por supuesto, agradecemos
profundamente la oración, aliento y cercanía del Papa Francisco, así como su
donativo económico. Por otro lado, seguimos impulsando, para este sábado 23 y
domingo 24, una Colecta Nacional en todos nuestros templos, que pueda recoger
la solidaridad de nuestros fieles a favor del Pueblo de México.
Llamamos a todos los miembros de la sociedad, en estos momentos, a
priorizar el valor e integridad de la vida humana en todos sus sentidos. Hoy,
la realidad nacional nos convoca a pensar, actuar y convivir en los más altos
valores de la generosidad, la gratuidad, el bien, la verdad y la caridad, que
no provienen solamente de nuestras fuerzas o inteligencias, sino que son dones
de Dios, que debemos acoger, cuidar y fomentar. Es tiempo de elevar nuestra
mirada y encontrarnos en un fin común, que nos saca de cualquier egoísmo,
protagonismo o interés particular. El claro testimonio de muchas personas
-especialmente jóvenes-, nos muestran que la corresponsabilidad y la confianza,
es el camino de toda civilización verdaderamente humana.
Con relación a la organización y estructura de la ayuda por parte de
la Iglesia Católica, comunicamos que la Conferencia del Episcopado Mexicano, a
través de su Comisión de Pastoral Social, y específicamente a través de la
oficina de Cáritas Mexicana, I.A.P., organizará el Plan de Emergencia Estratégico,
con el fin de ayudar a comunidades que están en diez entidades federativas. Nos
encontramos en la difícil tarea de reunir información y hacer un análisis de la
realidad, junto con la enorme tarea de organizar la ayuda inmediata que está en
nuestras manos. También estamos haciendo un esfuerzo de comunicación a través
de la plataforma: mexicoestadepie.org.
Hoy, más que nunca, estamos llamados a ser una Iglesia “en salida”,
capaz de diálogo y encuentro, dispuesta a vivir el don y la gratuidad, de ser
pobre en tanto tiene la capacidad de vaciarse de sí misma para mostrar el amor
concreto del Padre, que a través de su Hijo nos enseña a ser caridad,
sacrificio, entrega y fecundidad en medio del mundo, de manera discreta y
sencilla.
El sismo no ha sido una sacudida solo de las placas tectónicas, sino
también de nuestra conciencia nacional, que nos invita a revisar profundamente
nuestro modelo de desarrollo, los valores que lo motivan, así como las
prácticas de relación entre los seres humanos, entre éstos y el medio ambiente.
Hoy, como señala el Papa Francisco en su encíclica social Laudato Si’, estamos
llamados a construir un desarrollo humano, integral, sostenible y con fines
trascendentes.
Nos unimos a las distintas iniciativas espontáneas de oración, que han
surgido dentro y más allá de nuestras fronteras, ante esta prueba de la
naturaleza que nos llama a vivir el cuidado de unos por otros, en esta Casa
Común. Imitemos el sí de María de Guadalupe para ser instrumentos de fe,
esperanza y caridad.
Ciudad de México a 22 de septiembre del 2017.
+ José Francisco Cardenal Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara y
Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
+ Alfonso G. Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey y
Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
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