"María ha concebido por obra del Espíritu Santo"
Por Mons. Eugenio LIRA RUGARCIA
Obispo de Matamoros, Tamaulipas

Él, que cumplió su promesa haciéndose uno de nosotros en Jesús, quien,
amando hasta dar la vida, nos ha rescatado de las cadenas del pecado, nos ha
convocado en su Iglesia, nos ha dado su Espíritu y nos ha hecho hijos de Dios,
partícipes de su vida por siempre feliz.
Él, que para llevar a cabo esta obra maravillosa, quiso contar con la
ayuda de una mujer, que por obra del Espíritu Santo concibió a su Hijo,
convirtiéndose así en Madre de Dios: María, cuyo nacimiento celebramos hoy.
Al mirar a aquella a la que el beato Pío IX llama obra sublime de la
santísima trinidad, podemos preguntarnos, como propone el Papa Francisco:
“¿Cómo camino yo en mi historia? ¿Dejo que Dios camine conmigo?”.
María dejó que el Señor la acompañara. También san José, el hombre
justo con quien se había desposado. Eso hizo posible que, como explica
Crisóstomo, el Señor le enviara a su ángel para explicarle lo admirable del
nacimiento del Salvador. Ambos creyeron que Dios es leal, confiaron en él, y
así contribuyeron a nuestra salvación.
Dios es leal. Así nos lo ha demostrado caminando con nosotros en
nuestro Seminario “San José” desde hace 58 años, a través de su fundador, Mons.
Estanislao Alcaráz, de Mons. Sabás Magaña, su primer Rector; de Mons. Francisco
Javier Chavolla, de Mons. Faustino Armendáriz, de Mons. Ruy Rendón.
De sus rectores: P. Roberto Ramírez, P. Pedro Contreras, P. Margarito
Salazar, P. Santiago Enríquez, P. Pepeo. De los formadores y maestros. De las
Madres Agustinas. De los seminaristas. De sus familias. De los sacerdotes y
diáconos que se han formado aquí. De los consagrados y laicos. De los amigos y
bienhechores ¡De tantas personas!
Dios, que es leal, ha caminado con nosotros desde aquel 8 de
septiembre de 1959. Él hizo posible que el 8 de septiembre de 1995 se
bendijeran las nuevas instalaciones del Menor; que el 8 de septiembre de 1999
se estrenara nuestro comedor; que el 8 de septiembre de 2001 se bendijera el
edificio del Instituto de Teología; que el 7 de septiembre de 2002 se bendijera
la Casa de las Religiosas Agustinas de la Enseñanza; y que en 2013 se bendijera
la primera piedra del Instituto de Filosofía.
De verdad que, en todos estos años, a pesar de algunas dificultades y
penas, hemos sentido la compañía de Dios, que siempre nos ayuda. Hemos comprobado,
comunitaria y personalmente, que es leal. Que podemos confiar en él.
Por favor, ¡sigamos confiando en él! Confiemos, a pesar de nuestras
debilidades, de nuestros temores, de las penas y de los problemas. Él siempre
nos sacará adelante, como hizo con María y con José.
Para ello, en este cumpleaños de nuestra Madre, Refugio de los
pecadores, al tiempo de ofrecerle como regalo nuestro amor, pidámosle que nos
ayude, como decía Benedicto XVI, “a ver que hay una luz más allá de la capa de
niebla que parece envolver la realidad”.
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