CHOLULA.- Ya desde 2012, nos vienen
hablando de grandes inversiones de capital extranjero; se han hecho viajes al
extranjero con un gran volumen de funcionarios públicos y privados, con el
enorme costo que ello implica; pero acá abajo, donde está el meollo del asunto,
donde las necesidades y el hambre son el pan de todos los días; donde se
recicla la ropa y se raciona el alimento; donde ya solo se come una o dos veces
al día, sin carne ni leche, donde hay madres que a la petición de pan de sus
hijos, la acallan con un manazo cruel porque no hay; donde se truenan los dedos
porque no se tiene nada para el otro día, ni siquiera la seguridad de conseguir
algo; acá, en el corazón del pueblo, no han servido de nada esos discursos y
esperanzas macroeconómicas, ni los costosos viajes a Buckingham y otras partes.
Se habla y
se habla de grandes inversiones, pero el hambre no espera y hay mucha. Asómense
un poco a la sierra, a la que sea y verán “cómo masca la iguana”, el
descontento se generaliza por necesidad y no por necedad. No se había notado
tanto desde la revolución de 1910; aunque hoy somos más.
Como que Quiere Despertar el Tigre
Dios nos
libre de un movimiento fratricida en serio. En las sierras de Guerrero,
Michoacán, Puebla, Chihuahua y otras, aunque se disfrace, ya hay focos fuertes
armados.
Nada menos
en Tlacotepec e Iguala, Gro., ya hay 20 personas entre muertos y desaparecidos
(aparte de los 43); bueno sería saber las causas reales, pero siguen los
discursos y guayabazos oficiales, paralelos al sobre costo de la gasolina.
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