Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ
Oraciones Contestadas
“Del Rey Ezequías de Judá”
CHOLULA. – Nuestra
fortaleza, nuestra protección, es el dios que adora nuestro corazón, que la
tierra toda cambie de lugar, y los montes rueden por el ancho mar, nuestra
fortaleza firme habrá de ser, porque lo inmutable no podrá mudar. Judá es
liberado de Senaquerib, cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos y se
cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová, y envió a Eliaquim mayordomo,
a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, el
profeta Isaías hijo de Amoz, para que le dijesen: Así ha dicho Ezequías, es día
de angustia, de represión y de blasfemia, porque los hijos están a punto de
nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas, quizá oiga Jehová tu dios todas las
palabras del Rabsaces, a quien el rey de los asirios su señor ha enviado para
blasfemar al dios viviente, y para vituperar con palabras las cuales Jehová tu
dios ha oído, por tanto, eleva oración por el remanente que aún queda.
Vinieron, pues, los siervos del rey Ezequías a Isaías, e Isaías les
respondió, así diréis a vuestro señor: Así ha sido Jehová, no temas por las
palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de
Asiria, he aquí pondré yo en él un espíritu, y oirá rumor, y volverá a su
tierra, y haré que en su tierra caiga a espada. Y regresando el Rabsaces, halló
al rey de Asiria combatiendo contra Libna, porque oyó que se había ido de
Laquis, y oyó decir que Tirhaca rey de Etiopía había salido para hacerle
guerra. Entonces volvió él y envió embajadores a Ezequías diciendo: Así diréis
a Ezequías rey de Judá, no te engañe tu dios en quien tú confías, para decir; Jerusalén
no será entregada en mano del rey de Siria. He aquí tú has oído lo que han
dicho los reyes de Asiria, a todas las tierras, destruyéndolas, ¿Y escaparas
tú? ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que mis padres destruyeron, esto
es Gozán, Harán, Resef, y los hijos de Edén, que estaban en Telasar?
A tu voz tan solo de su voluntad túrbense los mares en su majestad;
tiembla la montaña todo es vanidad, al vibrar su acento pro la inmensidad que
otros en sus fuerzas quieran descansar o en las que el mundo les promete dar,
se han de comparar con las que pudimos en el cielo hallar. ¿Dónde está el rey
de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvain, de Hena y de
Iva? Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y después que las
hubo leído, subió a la casa delante de Jehová, diciendo: Jehová dios de Israel,
que moras entre los querubines, sólo tú eres dios de todos los reinos de la
tierra, tu hiciste el cielo y la tierra, inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; tu
abre oh Jehová tus ojos, y mira y oye las palabras de Senaquerib, que ha
enviado a blasfemar al dios viviente. Es verdad, oh jehová, que los reyes de
Asiría han destruido las naciones y sus tierras, y que echaron al fuego a sus
dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de hombres, madera
o piedra, y por eso los destruyeron.
Ahora, pues, oh Jehová dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano
eres para que sepan todos los reinos de la tierra que solo tú, Jehová, dios,
entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías, así ha dicho Jehová,
dios de Israel, lo que me pediste acerca de Senaqueritn rey de Asiría, he oído,
esta es la palabra que Jehová ha pronunciado acerca de él; la virgen hija de
Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de
Jerusalén. ¿A quién has vituperado y blasfemado? ¿Y contra quién has alzado la
voz, y levantado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel. “Dios nos ama”.
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