San Miguel Huejotzingo
Por Ing. Julián ROMERO TEHUITZIL
A petición de Doña Consuelo San Martin Díaz, la siguiente crónica de:
Huejotzingo, el ritual de una historia

HUEJOTZINGO. - La fundación
de Huejotzingo se debe a los Grupos Étnicos olmecas-xicalacas y
toltecas-chichimecas que en las crónicas son mencionados con diversos nombres.
La historia de Huejotzingo se remonta al periodo posclásico
mesoamericano que vio surgir fuertes señoríos independientes alrededor y dentro
del valle de Anáhuac.
La historiografía indica que estos grupos provenían de migraciones
resultantes de la guerra entre toltecas y chichimecas que provocó la
destrucción de Tula, la monumental capital tolteca situada en lo que hoy es el
estado de Hidalgo. Las batallas que se dan lugar durante cuatro días de
festividades rememoran el heroísmo que ayudó a Huejotzingo a sobrevivir
violentas luchas, desde las llamadas guerras floridas inspiradas en dioses
aztecas hambrientos de sangre, hasta las batallas contra el imperio francés, en
donde Puebla particularmente jugó un papel crucial en defensa de la República.
Al igual que los tlaxcaltecas, tepeacas, y otros, la gente de
Huejotzingo era de raíz nahua, y alrededor de 1173 se reestableció en la zona
este de los grandes volcanes que enmarcan el extenso valle de Anáhuac, hoy los
estados de Puebla y Tlaxcala.
Las culturas madres, la olmeca a la cabeza, habían dejado un rico
legado cultural que sirvió de base común a la región en donde las condiciones
geográficas permitieron la práctica generalizada de la agricultura y el
comercio, haciendo posible el crecimiento de la población y el desarrollo de
actividades sociales y artísticas que evidencian la superioridad cultural
alcanzada por algunos de estos pueblos.
Fray Bernardino de Sahagún en su Historia general de las cosas de
Nueva España describe a los nahuas así:
Eran habilísimos, de grandes trazas, sutiles y curiosos mecánicos,
porque eran oficiales de pluma, pintores, encaladores, plateros, doradores,
herreros, carpinteros, albañiles, lapidarios muy primos en desbastar y pulir
las piedras preciosas; hiladores, tejedores; prácticos y elegantes en su habla;
curiosos en su comer y en su traje; muy aficionados a ser devotos y a ofrecer a
su dios, y a incensarle en sus templos. Valientes en las guerras, animosos, de
muchas ardides y que hacían grandes presas. (Libro X, Cap. XXIX, 45)
Esta zona periférica del corazón de México, cuyo centro vería la
fundación en 1325 del señorío mexica o azteca, era sede de una intensa
actividad humana en donde coexistían decenas de pueblos en estrecha proximidad.
La misma densidad de población explica la fricción que existía entre pueblos vecinos
y la necesidad de cada uno por mantener una sólida organización militar.
Las primeras crónicas hispanas describen a los huejotzingas como un
pueblo aguerrido que como el de Tlaxcala había resistido a los mexicas por casi
cien años. Huejotzingo peleó en guerras contra varias de las naciones cercanas,
incluyendo a Texcoco, y aun en contra de Tlaxcala con quien luego se uniría.
En su Historia Antigua de México, Francisco Javier Clavijero relata
cómo alrededor de 1455 Huejotzingo y Tlaxcala atendieron el llamado del rey de
Coixtlahuacan, en la región mixteca, en apoyo contra su gran enemigo Moctezuma
Ilhuicamina, quinto rey de México. En la guerra perdió el rey mixteco
Atonaltzin y murieron la mayoría de las tropas aliadas.
Mucho más sangrienta fue la guerra en la provincia de Cotasta en1457
cuando huejotzingas, tlaxcaltecas y cholultecas formaron una gran alianza para
defender a sus vecinos. Por el lado azteca participaron Axayácatl, Tizoc y
Ahuízotl que serían reyes más tarde, pero el héroe de la guerra fue Moquihuix,
rey de Tlatelolco, quien, desobedeciendo la orden de retirada de Moctezuma,
peleó con furia contra los aliados y consiguió 6, 200 prisioneros para los
sacrificios del reino. Alrededor de 1500, Cholula y Huejotzingo se habían
convertido ya en tributarios del imperio azteca.
Clavijero explica que durante el reinado de Moctezuma Xocoyotzin los
aztecas mantenían una frágil alianza con estos pueblos, lo que les servía de
estrategia en contra de la nación tlaxcalteca; agrega que, entre ambos, los
huejotzingas eran más guerreros que los de Cholula.
Sin embargo, es claro que Huejotzingo resistía la opresión del Imperio
y desconfiaba de Cholula, a la que llegó a atacar ocasionando la reprensión de
Moctezuma en la tortura y muerte de varios de sus hombres. El hecho es que la
región del Valle de Cuetlaxcoapan, donde había otros señoríos –Itzocan,
Tepeaca, Texmelucan— era una de las sedes de las guerras floridas que
proporcionaban víctimas de todos estos pueblos para los sangrientos sacrificios
a Huitzilopochtli.
En la épica destrucción de Tenochtitlan los huejotzingas nuevamente se
aliaron a sus vecinos el pueblo tlaxcalteca de Xicoténcatl en el apoyo a
Cortés; los de Cholula y Chalco les siguieron.
El mismo Cortés menciona más de una vez en sus cartas al rey, que sin
tal respaldo militar hubiese sido imposible vencer a los aztecas.
La construcción de los bergantines y obviamente su transporte y
ensamblaje en las proximidades del Lago de Texcoco fue instrumental en la conquista,
así como el apoyo militar de huejotzingas y tlaxcaltecas a españoles en
subsecuentes campañas militares, entre otras la guerra contra los zapotecas y
las expediciones a las tierras mayas.
En su segunda Carta de Relación fechada el 15 de mayo de 1522,
refiriéndose a las preparaciones para el ataque a Tenochtitlan en abril del año
anterior Cortés narra:
Otro día siguiente hice mensajeros a las provincias de Tascaltecal,
Guajocingo y Chururtecal a les hacer saber cómo los bergantines eran acabados,
y que yo y toda la gente estábamos apercibidos y de camino para ir a cercar la
gran ciudad de Temixtitan. Por tanto, que les rogaba, pues que ya por mi
estaban avisados y tenían su gente apercibida, que con toda la más y bien
armada que pudiesen, se partiesen y viniesen allí a Tesuico donde yo los
esperaría diez días; y que en ninguna manera excediesen de esto, porque sería
gran desvió para lo que estaba concertado.
Francisco López de Gómara en su Historia de la Conquista de México
también relata la ayuda prestada en el llamado “cerco de Tenochtitlan” en 1521,
cuando Cortés divide al ejército entre sus tres capitanes para la guerra contra
los aztecas:
A Gonzalo de Sandoval, que fue el otro maestre de campo, dio veinte y
tres caballos, ciento y sesenta peones, dos tiros y más de cuarenta mil hombres
de Chalco, Cholollan, Huexocinco y otras partes, con que fuese a destruir a
Iztapalapa, y luego a tomar asiento do mejor le parecía para real. (CXXXI).
Es difícil medir de qué manera los nacionalismos autóctonos de todos
estos grupos se fueron diluyendo bajo la administración colonial, pero al
principio enfrentarían una etapa de rápido cambio que comenzó con la
asimilación de la nueva religión y la reconfiguración de las comunidades
llevada a cabo por el primer grupo de sacerdotes franciscanos en México,
quienes asignaron a cada iglesia, pueblo y municipio un santo patrón, con la
intención de sustituir a la deidad con la que los pobladores se habían
identificado anteriormente. La alta población en la región facilitó la rapidez
con la que se construirían numerosas iglesias y monasterios que sirvieron de
centros de enseñanza religiosa.
Fue en Huejotzingo donde se inició el proceso con la fundación en 1525
del primer monasterio, uno de los más antiguos del continente, dedicado a San
Miguel Arcángel.
Con el ícono de San Miguel se introdujo también la imagen de Lucifer,
que aparece como un demonio hoy estereotipado, y cuya máscara continúa siendo
una de las favoritas en representaciones y otros rituales producto del
mestizaje, como el del Carnaval de Huejotzingo.
La labor inicial de catequización requirió buscar puntos de
identificación con las creencias indígenas que pudieran ayudar a adaptar los
preceptos católicos a significantes culturales existentes.
En la memoria colectiva de Huejotzingo la importancia que tuvo el
señorío en la conversión religiosa de la Nueva España marca la raíz de la
integración social nacional. Fue en Huejotzingo donde se realizaron los
primeros ritos católicos, por lo que el primer matrimonio indígena es uno de
los tres temas principales del carnaval.
A diferencia de Tlaxcala, que se convirtió en centro urbano y cabeza
de su estado, el viejo señorío de Huejotzingo perdería prominencia. La razón
más fuerte fue sin duda la fundación en 1531 de la ciudad de Puebla de los
Ángeles, que de acuerdo a la historia fue inspirada por un sueño del entonces
arzobispo quien la vio dibujar por ángeles y así la mandó llamar.
Cholula recibió su escudo de armas en 1540 y Huejotzingo en 1553 con
el título de ciudad, pero es Puebla, a sólo 17 kilómetros al sureste, la que
crecerá hasta convertirse en el segundo centro urbano de importancia de su
época. Puebla fue desde entonces la escala obligada en el camino de Veracruz a
la capital de México, lo que significó un flujo constante de productos que
durante siglos enriquecerían a la ciudad con las importaciones que llegaban al
país. Todas las mercancías provenientes de Europa por el puerto de Veracruz en
el Golfo, y de Asia, por Acapulco pasaban por el Valle de Cuetlaxcoapan. Las
hortalizas, granos, frutas, especies de árboles, aves, reces, caballos, sedas,
marfil, frutas, llegaban a su primer destino o cambiaban manos allí. La introducción
de productos como duraznos y manzanas resultó en la industria de la sidra y las
conservas que desde entonces son parte importante de la economía de
Huejotzingo.
El resto del periodo colonial no estuvo exento de dinamismo. Basta
recorrer los miles de templos y palacios esparcidos por Puebla y sus
alrededores, muchos de los cuales exhiben el esplendor y riqueza que uno
esperaría encontrar sólo en las grandes catedrales. Fue un periodo de
aculturación en ambos sentidos y de actividad artística. La demanda de la
iglesia y la clase pudiente empleó artistas de todos tipos en la zona,
talabarteros, ceramistas, pintores, escultores, torneros, tejedores, tapiceros,
etc., en gran parte indígenas, que se adaptaban a la cultura trasplantada y
aportaban sus propios utensilios, gustos y técnicas ejercidos por siglos en sus
obras de escultura, en cerámica, tintes vegetales, pieles, pulido de ónix,
obsidiana, concha, hueso, piel y otros conocimientos prácticos que
enriquecieron la vida de los colonos.
En medio de este tráfico de objetos, productos, razas, e ideologías y
de cambio constante Huejotzingo, hoy una ciudad de aproximadamente 22 000
habitantes, se ha convertido en uno de los puntos más emblemáticos del proceso
de sincretismo mexicano. Llamamos sincretismo al fenómeno que toma de dos o más
culturas y logra mezclarlas recreando una nueva, pero el proceso es siempre un
reto por preservar valores esenciales que unen a la comunidad. En las prácticas
artísticas y sociales resultantes, en este caso el carnaval, se puede
identificar la recreación de símbolos esenciales y tradiciones que refuerzan la
conexión con las raíces ancestrales. Los rituales producto de esa experiencia
hibrida, sujeta constantemente a agentes externos, utilizan un lenguaje de
reafirmación de esos valores.
Esta historia continuara
Se despide su amigo ING Julián Romero Tehuitzil,
colibrifuerte2001@yahoo.com.mx
La Caja de Cartón., email:
tlciudadana@gmail.com....www.tlciudadana.com.mx de tus amigos
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