
Ivette tiene
43 años y me cuenta que desde que era muy pequeña siente un gran resentimiento
hacia sus primos. “Cada vez que me encuentro con alguno de ellos, me dice, se
me revuelve el estómago y me quedo tres o cuatro días completamente hundida,
lamentándome interiormente por el odio que les tengo” Pero Ivette me dice que
no existe ningún motivo personal para odiarlos, que es algo que viene de
familia, algún problema que tuvo su padre con su tío. “Los odio y no tengo
motivo, pero no puedo evitarlo”. Le pregunto cuál es su sentimiento final, qué
queda después de ese proceso de odio. Ivette me mira, baja los ojos, y con una
voz muy suave, me dice “Nunca lo había pensando hasta ahora, pero mis primos
han tenido unos padres que los han querido, mientras que mis padres nunca me
quisieron”
Maru lleva
casada hace siete años. Viene con su pareja porque ella se niega a tener hijos
y él está deseando tenerlos. Maru dice que los niños son un problema y que no
está dispuesta a destrozar su vida por ellos. Me cuenta que a los cinco años su
madre se fugó con otro hombre y la dejó abandonada. “Siempre estuve pensando en
mi madre, porque no comprendía por qué se había ido”. De repente se pone rígida
y dice “No quiero que a mis hijos les pueda pasar lo mismo”
Cuando no
aceptamos un sentimiento, ese sentimiento se queda bloqueado y se repite
continuamente, de forma irracional. Generalmente, cuando un sentimiento se
queda enganchado es porque no lo aceptamos, porque tratamos de evitarlo. En los
dos ejemplos anteriores hay un sentimiento que ocurrió hace años pero ellos
nunca lo han querido admitir. La lucha contra ese sentimiento les hace hacer
cosas que van en contra de sus propios principios. Cuando Maru admita que su
madre la abandonó y que eso le hizo odiarla, Maru podrá formar una nueva
familia. Cuando Ivette acepte su
sentimiento de odio hacia sus padres y deje de reprocharles que los
abandonaran, podrán dejar de trasladar su rabia hacia otras personas.

Te agradezco
tu tiempo y no dudes en llamarme si quieres algún consejo.
*** ENRIQUE
RUIZ VILLASEÑOR es economista de la Universidad de las Américas Puebla, tiene
estudios de economía en STATE UNIVERSITY OF NEW YORK, Maestro en Alta Dirección
de Empresa por el IPADE, ha sido catedrático de la BUAP, IBERO, UDLAP y UPAEP.
También ha colaborado como columnista del Periódico “El Financiero Golfo Centro
y es orgullosamente Cholulteca.
0 comentarios:
Publicar un comentario