@cmaciaspalma
Cuando una
autoridad como Eduardo Rivera Pérez se convierte en defensor y protector de
funcionarios deshonestos, pasa a ser parte del mundo de corrupción que invade y
caracteriza a la administración pública. Y seguramente es por omisión o
desconocimiento, porque la opinión sobre el alcalde de Puebla se puede resumir
en tres palabras: un hombre honesto.
Pese a ello,
en un mundo de corrupción donde el que más puede roba lo que más puede, el
gobierno municipal de Rivera Pérez sufre de las atrocidades cometidas por su
personal y en particular, de aquel asignado a la dirección de Tránsito donde su
titular Carolina Zabalegui incurre en irregularidades y de protección de sus
subalternos.
Tal es el
caso del Oficial de Tránsito J. Roberto Cesáreo H. Placa 117, quien la noche
del 30 de diciembre del 2013 se apostó junto con su compañero de patrulla,
pasando las 21:30 horas, en la calle Zacapoaxtla casi esquina con la
prolongación de la 3 sur para “infraccionar” a todos los automovilistas que
circulaban por ahí con el argumento de que lo hacían en sentido contrario.
Cierto, las
flechas indicativas prohíben la circulación en sentido de oriente a poniente.
Sin embargo, sorprende la habilidad del patrullero 117 para conocer exactamente
las calles de una colonia perdida en la inmensidad de la ciudad, donde toda la
vida la circulación ha sido en doble sentido.
Pero el
asunto va más allá. Durante varios minutos de esa noche, el Oficial placa 117 y
su compañero patrullero, debió registrar las infracciones, en la zona antes
mencionadas, de un total de 3 automovilistas con folios: 1411300000187403,
1411300000187404 y 1411300000187405, siempre y cuando haya respetado el
Reglamento de Vialidad vigente.
Entonces
¿por qué Carolina Zabalegui se niega a proporcionar la información solicitada
en relación a las actas de infracción aplicadas en esa fecha y hora? Y más aún,
esconde el expediente del Oficial J. Roberto Cesáreo H placa 117, quien debe
ser sujeto a una investigación para saber si es que la incidencia de
infracciones levantadas coincide con la zona en la que trabajaba agazapado.
Pues la
respuesta es fácil: es cómplice de presuntos actos de corrupción, pese a que en
algún momento fue reconocida como la mejor policía del país o algo así.
Seguramente fue reconocida por un grupo de mariguanos, porque la realidad y las
evidencias demuestran lo contrario.
Un Oficial
respetable proporciona información y ayuda a los ciudadanos, más no se esconde
en la penumbra, en una zona poco transitada y con absoluta alevosía se para a
media calle para detener a todo el que pase en espera de obtener beneficios
personales. Y hasta hoy, Carolina, su jefa, es su cómplice. Y Eduardo Rivera,
por su parte, tiene que cargar con el desprestigio de su gente.
El Verdugo
De las
frases utilizadas por el gobernador Rafael Moreno Valle durante su campaña
publicitaria en ocasión del III Informe, la que más tuvo efectividad fue
aquella que dice: “vamos por más”. El Verdugo dice: sí, es aquella que Enrique
Agüera como rector de la BUAP utilizó para su segundo periodo de rectorado por
4 laaaargos años.
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