Héroes Anónimos
CHOLULA. – Se escucha por
ahí que, han sido miles, quizá millones, de héroes anónimos, en un 80%
aproximadamente jóvenes, hombres y mujeres por igual, reaccionaron ante la
tragedia, registrada en la mixteca poblana. Claro que se tuvieron daños y
pérdidas humanas en la ciudad de Puebla, que duelen igual que lo registrado
allá en la mixteca ¿Será? Se escucha por ahí, que muchos de esos jóvenes,
quienes conocían de tragedias por un terremoto, por películas, por libros, no
habían vivido algo tan terrible, pero no fue el momento del movimiento, sino
los efectos posteriores, descubren una realidad en vivo, del sufrimiento de
quienes perdieron todo, y es ahí donde están aprendiendo a valorar lo que
tienen y disfrutan ahí en la ciudad, y todo lo que carecen en la zona rural,
vaya hay quienes ni siquiera saben lo que es un televisor, o un celular, lo que
es estrenar una prenda de vestir nueva ¿Será? Se escucha pro ahí, que
platicando con un grupo de jovencitas quienes el fin de semana, decidieron ir a
ayudar, a llevar ayuda diversa, en lugar de irse al antro, mostraban la
impresión en sus rostros, ellas no creían que un niño se emocionara con una
moneda de 50 centavos, como propina, que le da la vecina, cuando él le ayuda a
cargar sus bolso o costales, o de cómo una niña se queda admirada al ver
zapatos con tacones, y más aún cuando o prueban una torta compuesta, con jamón
y esa carne le es desconocida ¿Será? Se escucha por ahí que los jóvenes,
hombres que fueron con la mejor de ayudar, con sus cuerpos atléticos, formados
en el gimnasio, no le pudieron aguantar el ritmo, ni caminando y mucho menos
cargando a jóvenes de su edad, sin cuerpo atlético, pero con el ansia de ayudar
a remover escombros y tratar de reconstruir su casa. Son dos Pueblas, la de la
ciudad en donde al tener todo, no se valora, y la rural, en donde lo mínimo que
tienen, lo valoran, lo agradecen y lo cuidan. Se dieron cuenta de cómo aquellos
jóvenes, sin estudios universitarios o con una escasa educación escolar, son
más respetuosos y educados con sus padres, con los adultos, con los
desconocidos, a quienes saludan, les dan el paso por ser mayores, le ceden el
espacio cercano a la acera. En la ciudad, primero, el gandaya, el fuerte o
“inteligente”, que no respeta regla alguna. En verdad, que están aprendiendo
mucho, y se espera que lo apliquen aquí en la ciudad, y no sean efectos
pasajeros, quizá el día de mañana, sean ellos, los que tengan que reunir agua,
alimentos o por lo menos venir a dar ayuda en caso de un desastre ¿Será? Se
escucha por ahí que, como suele ocurrir cuando se tiene mucha demanda de un
servicio, se elevan los precios, muestra de ello en las grandes tiendas de
firma internacional. O bien los Directores Responsables de Obra, DRO, quienes
llegan a cobrar hasta los 100 mil pesos por un dictamen. Los abusos se dan, y
ocurre en las grandes ciudades, en donde se supone hay más conciencia de una
tragedia, que triste que se abuse por una desgracia natural ¿Será? Se escucha
por ahí que retornan a las andas los del transporte colectivo, cometen delitos,
y con dinero, todo lo arreglan. No hay quien los ponga en su lugar, no respetan
señalamientos viales, ni a sus pasajeros, de quienes viven. Hay molestia e
indignación de ciudadanos, pero nada pueden hacer, solo el quejarse, y el
quedase callados. Y mientras siga ese silencio, todo seguirá igual, un cafre
haciendo de las suyas, como los Puebla Cholula, y una autoridad que recibiendo
su “gratificación”, se hace de la vista gorda ¿Será? Se escucha por ahí que
muchos padres de familia, tenían urgencia porque sus hijos retornaran, no a
clases, sino a la escuela, a la que ven como la guardería o algo parecido, en
donde les cuidan a sus hijos ¿Será? Se escucha por ahí que automovilistas
siguen pidiendo se coloque un semáforo o algún artefacto para regular o
prohibir el paso vehicular sobre la 12 Oriente, altura de la vía del tren.
Existe un letrero que indica no poder dar vuelta a la izquierda, para quienes
circulan sobre la 12 Norte, y se quieren incorporar a la recta con sentido a
Puebla, o bien dar vuelta a la izquierda, para incorporarse a la 12 Norte con
dirección al centro de la ciudad. No es solo el caos que provocan, sino el
riesgo de accidentes. Todo, resultado de una falta de educación vial, y un gran
número de “inteligentes”, quienes se sienten agredidos, cuando alguien les dice
algo, o no los dejan pasar. ¿De quién será la culpa?
Abuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuurrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
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