¿Peña Nieto reta a
Corea del Norte?
Por Alejandro MARIO FONSECA

Para Tucídides la auténtica razón, el auténtico motivo para que se desencadenara
la guerra, fue tan sencillo como este:
La causa más verdadera, aunque a
la que menos se manifiesta en las declaraciones, pienso que la constituye el
hecho de que los atenienses al hacerse poderosos e inspirar miedo a los
lacedemonios les obligaron a luchar.
«Este día será para los griegos el principio de grandes
desgracias», es la frase que pronunció el último emisario que los
espartanos enviaron a los atenienses al verse rechazado sin siquiera ser
escuchado; tras esta frase dio comienzo la guerra.
El relato, la crónica de Tucídides está llena de discursos, entre los
cuales destaca la arenga de Pericles a los caídos tras el primer año de guerra.
Obra maestra de la oratoria, que condensa en breves palabras el espíritu del
pueblo ateniense:
Tenemos un régimen político que
no emula las leyes de otros pueblos, y más que imitadores de los demás, somos
un modelo a seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos
pocos sino de la mayoría, es democracia.
¿Cómo decide un
pueblo ir a la guerra?
Los párrafos que acabo de reproducir, tomados de hislibris.com, resaltan las causas básicas de una guerra “clásica”.
Por un lado, la supuesta superioridad del pueblo que amedrenta a sus vecinos y
los obliga a luchar; y por otro su justificación “ética” al ostentarse como un
régimen, en este caso, basado en leyes, democrático y modelo a seguir.
Y sí, el pueblo ateniense era una democracia y originalmente contaba
con supremacía naval. Pero al final la oligarquía espartana se impuso al contar
con mejores guerreros; y sobre todo con mejores estrategas y diplomáticos: con
la ayuda de Persia y de los sátrapas de Asia menor los atenienses fueron
aplastados por Esparta.
Lo que me interesa destacar, no es el desenlace sino el origen de las
guerras. En el caso de la Guerra del Peloponeso está claro que
independientemente de la fuerza dramática de los oradores en las asambleas, la
decisión última la tomaba el “pueblo”, es decir la asamblea de los hombres
libres.
Pero qué sucede en las
democracias modernas en las que las relaciones entre los Estados tienen un
carácter paradójico. Hoy en día, en el caso de una guerra, la decisión la toman
unos cuantos individuos, pero las consecuencias son desmesuradas ya que no sólo
afectan a los políticos, sino también a sus pueblos.
Y la razón por la que existe una relación paradójica entre la acción
individual y las consecuencias desmesuradas, es que el mundo político de
nuestros días es un mundo jerarquizado: los jefes de Estado dan órdenes a sus
jefes de ejército y estos a su vez dan órdenes a sus subordinados.
Las guerras del mundo
moderno
Por fortuna las guerras son excepcionales, la historia humana es una
historia de colaboración, sin embargo, las pocas guerras que hemos vivido y que
vivimos, son tan crueles que parecieran ser el pan de cada día. Veamos algunos
ejemplos.
Lo que quiero destacar es la contradicción interna de las relaciones
interestatales, en la medida en que existe una desproporción entre el papel que
desempeñan los individuos y las consecuencias de sus acciones.
El ejemplo a su vez más sencillo y patente es el de Hitler: un
monstruo cuyas decisiones significaron millones de muertos. ¿Cómo es posible
que un solo hombre sea el responsable del intento de exterminar a un grupo
social por motivos de raza, de religión o de política: de un holocausto?
Pero veamos ejemplos más cercanos. En la reciente Guerra de Irak,
¿quién fue el responsable de la gran mentira? ¿O acaso ya se nos olvidó que esa
guerra nació de una mentira, de que Irak tenía armas de destrucción masiva? Sin
duda el responsable directo fue George Bush hijo.
Pero a ver, reflexionemos ¿se trata de decisiones de un solo hombre?
Desde luego que no, atrás de Bush junior estaban grupos empresariales multinacionales
ligados a la destrucción, los fabricantes de armas, los grandes bancos, las
petroquímicas y demás: Irak era un área de oportunidad para los grandes
negocios.
Un contraejemplo interesante es el de la crisis de los misiles en Cuba
en 1962. Generada a raíz del descubrimiento por parte de Estados Unidos,
de bases de misiles nucleares de alcance medio soviéticos en territorio cubano.
Fue un conflicto en el que se estuvo muy cerca de una guerra nuclear.
Fue una crisis que demostró que fuera de aquél que toma las decisiones
últimas, llámesele Presidente, Comandante o Jefe de Estado, existe en torno de
él por lo menos dos tipos de actores: por un lado, el conjunto, el gran número
de quienes están insertos en una organización (de información, militar y los
tres jefes de estado mayor); por el otro, los consejeros del Presidente, que en
este ejemplo fue un grupo especial que Kennedy organizó para que hiciera
recomendaciones.
Se trató de un conflicto muy
complejo en el que la información no siempre fluyó con objetividad y rapidez.
Sin embargo gracias a la cautela y a la prudencia tanto del presidente Kennedy
como del líder soviético Nikita Jrushchov, los misiles fueron
desmantelados y la crisis no pasó a mayores.
Conclusión
Lo que acabo de presentarle estimado lector es un resumen muy apretado
de lo que sería el núcleo duro de las causas, de los orígenes de un conflicto
bélico internacional; pero también de cómo evitarlo. No es un asunto sencillo,
por eso es que existen especialistas en estos temas que dedican su vida
estudiarlos: los diplomáticos de carrera.
Quise escribirlo porque al igual que usted me preocupa sobre manera el
bajo nivel profesional en que ha caído la diplomacia mexicana. La noticia de la
semana pasada sobre la expulsión de nuestro país del embajador de Corea del
Norte Kim Hyong Gil, me dejó sorprendido y consternado.
El embajador coreano fue contundente: declaró en conferencia que el
gobierno mexicano tomó una “medida ignorante” al nombrarlo como persona non
grata y expulsarlo del país supuestamente motivado por las pruebas nucleares
del país asiático.
Si lo que pretende Peña Nieto es quedar bien con el loco Trump, lo
único que está logrando es el ridículo internacional y el descrédito ante el
pueblo de México. ¿Qué clase de asesores tiene?
Bibliografía: Aron, Raymond; Lecciones
sobre la historia (Cursos del Collége de France); F.C.E.; México; 1996.
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