CHOLULA. – En lis libros del Antiguo Testamento, se hicieron llamados
vigorosos a las conciencias de los hombres, el libro de los jueces nos presenta
una filosofía de la historia que demanda la atención de gentes de nuestro
tiempo., Dios trata con aldeas, pueblos y naciones en vista de la actitud de
esta hacia las leyes morales y divinas, mereciendo hoy y siempre consideración.
El libro de los jueces contiene la historia de trece jueces que gobernaron a
Israel, los jueces eran personas llenas del espíritu santo, ejercían funciones
de magistrados, militares y civiles: Adelante es la orden del señor, adelante
vamos sin temor, adelante canta ya su grey, la victoria es cierta con el rey,
nuestro estandarte luce por doquier, con poder y gloria siempre se ha de ver,
Cristo nuestro jefe al mundo ya venció y le seguimos fiel.
Y había un hombre de Zora de la tribu de Dan, el cual se llamaba
Manoa, y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos, a su mujer apareció
el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido
hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo, ahora pues, no bebas vino ni
sidra, ni comas cosa inmunda, pues he aquí que concebirás y darás a luz un
hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será Nazareno, a Dios
desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel, de mano de los
filisteos, y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de
Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible
en gran manera; y no le pregunté de donde ni quien era, ni tampoco él me dijo
su nombre; entonces oró Manoa a Jehová,
y dijo, ¡Ah, señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste,
vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el
niño que ha de nacer!. Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió
otra vez a la mujer, estando ella en el campo; más su marido Manoa no estaba
con ella. Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su marido, diciéndole:
Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el otro día. Y se levantó
Manoa, y siguió a su mujer, y vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que
habló a la mujer? Y le dijo: Yo soy. Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras
se cumplan, ¿Cómo debe ser la manera, de vivir del niño, y que debemos hacer
con él? Y el ángel de Jehová respondió a Manoa; La mujer se guardará de todas
las cosas que yo le dije. Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos
permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. Y el ángel de Jehová
respondió a Manoa, aunque me detengas, no comeré de tu pan, más si quieres
hacer holocausto, ofrécele a Jehová.
Y no sabía Manoa que aquel fueses ángel de Jehová, entonces dijo
Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tú nombre?, para que cuando se cumpla tu
palabra te honremos. Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas mi
nombre, que es admirable? Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y lo ofreció
sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa, y de
su mujer, porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo,
el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su
mujer, los cuales se postraron en tierra. Y el ángel de Jehová no volvió a
aparecer a Manoa ni a su mujer.
Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová, y dijo Manoa a su
mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto, y su mujer le
respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el
holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos
habría anunciado esto.
Y la mujer dio a luz a un hijo, y le puso por nombre Sansón, y el
niño creció, y Jehová lo bendijo, y el espíritu de Jehová comenzó a
manifestarse en él, en los campamentos de Dan, entre Zora y Estacol. Jue. 13-2
al 15. 17 al 25.
Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas
de los filisteos y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he
visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos, os riego me la toméis
por mujer. Y su padre y madre, le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de los
filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre; Tómame ésta por mujer,
porque ella me agrada. Más su padre y su madre no sabían que esto venía de
Jehová, porque él buscaba ocasión contra los filisteos; pues en aquel tiempo
los filisteos dominaban sobre Israel. Jue. 14-1 al a4.
Grato es decir la historia del celestial favor, de Cristo y de su
Gloria, de Cristo y de su amor, me agrada referirla, pues sé que es la verdad y
nada satisface cual ella mi ansiedad. Dios te Ama.
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