CHOLULA.- Dicha grande es la del
hombre, cuyas sendas rectas son: No anda con los pecadores, en actuar de
perversión. A los malos consejeros deja, porque teme el mal; huye de la
burladora gente impía e inmoral, antes en la ley divina cifra su mayor placer,
meditando noche y día en su divinal saber, este como el árbol verde, bien
regado y en sazón, frutos abundantes rinde y hojas que perenes son. Cada etapa
de nuestras vidas tiene su propio aporte a lo que puede suplir al organismo,
sea el hombre, el animal o las plantas, está establecido desde el nacimiento,
desde esa etapa en adelante nada y nadie puede ser otra cosa de lo establecido
por el creador, toda esa va a cumplir su propósito, las etapas lo primero es el
crecimiento sin alterar el organismo asegurando alcanzar su potencial.
El nuevo
nacimiento de cristianos como hijos de Dios, es parte de la salvación para
después la santificación -Hay identificación en Cristo desde el nuevo
nacimiento-. Todo cristiano ya es hijo de Dios, en el proceso de crecimiento
dejando de ser niños, se sigue creciendo en cada etapa se identifica hasta el
momento de santificación, tenemos que tener con ciencia de tres tiempos pasado,
presente y futuro, asegurando una santidad perfecta, en tiempo presente, ahora
vemos por espejo oscuramente más entonces veremos cara a cara ahora conozco en
parte, pero entonces conoceré como fui conocido. I. CO. 13-12.
Como todas
las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su
divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y
excelencia. Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas, para que por ellas llegaseis a ser partícipes de la natural divina
habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.
2. P. 1-3-4.
Nuestro
presente es el crecimiento cristiano, suele ser frecuentemente usado en tiempo
pasado, Pablo dice: “Ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya
habéis sido santificados, y esto erais algunos; más ya habéis sido lavados, ya
habéis sido santificados en el nombre del Señor Jesús, y por el espíritu de
nuestro Dios, I. CO. 6-11.
Esto fue
escrito a los de Corintio nosotros tenemos como ellos problemas, hay una
herencia en Cristo para convertirse de las tinieblas a la luz librándose de la
potestad de Satanás, “He ir a Dios” para recibir por fe el perdón de pecados y
herencia a los santificados, y ahora hermanos, os encomiendo a Dios y a la
palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con
todos los santificados, Hch. 20-32.
Librándote
de tu pueblo, y de los gentiles a quienes ahora te envió, para que abras sus
ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de
Satanás a Dios; para que reciban por la fe que es en mí, perdón de pecados y
herencia entre los santificados, Hch. 26-17-18.
En la
epístola da los hebreos –la santidad es central en el sacerdocio de Cristo, por
medio de su ministerio los creyentes han sido perfeccionados, por lo cual
también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció
fuera de la puerta. He. 13-12.
“Pecadores o
santos”, en el Nuevo Testamento, describe como santos, a todos los que estáis
en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos; gracia paz a vosotros, de Dios
nuestro padre y del señor Jesucristo. Ro. 1-7.
Pablo
apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la
iglesia de Dios que está en Corintio, con todos los santos que están en Acaha,
2. CO. 1-1.
Ser santo se
identifica a los están rectamente relacionados a Dios, “Santo” se usa en las
escrituras para referirse al creyente y “pecador” se usa al incrédulo. San
Pablo se hace de sí mismo en lo que declara “Yo soy el primero de los
pecadores, suele mencionarse como excepción. Palabra fiel y digna de ser recibida
por todos; que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecados de los
cuales soy el primero, I. Ti. 1-15.
Esta alusión
a lo que fue antes de ir a Cristo, Pablo efectúa una autoevaluación, basado al
pasado cuando dice porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy
digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios, I. CO:
15-9.
Primero.-
Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores de los cuales yo soy el
primero, I. Ti. 1-1 5. Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me
avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para
guardar mi depósito para aquel día. I. Ti. 1-1 2.
El prospera
en lo que y le sale todo bien, más funestos resultados los impíos siempre ven,
porque Dios la senda mira por lo cual los suyos van, otra es la de los impíos
al infierno bajarán.
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