POR ENRIQUE
RUIZ VILLASEÑOR***
William
James decía: “Siembra una acción y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y
cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás tu destino”
(1842-1910, Filósofo Norteamericano, profesor de Psicología de la Universidad
de Harvard)
CHOLULA.- Marcos tiene 67 años. Trabajó
toda su vida en la misma empresa, tiene tres hijos y doce nietos. Desde que se
jubiló se pasa el día viendo la televisión. Él dice que su vida ha sido un
fracaso, que no ha conseguido lo que quería. Su ilusión hubiese sido viajar
mucho, ir a países lejanos, pero nunca ha salido de México. Bueno, una vez fue
a la Basílica de Guadalupe. Su mujer dice que siempre se lo toma todo mal, que
cualquier cosa buena no le da importancia, pero sí a todo lo negativo.
Lorena es
hija de un gran empresario. Nunca ha estudiado ni trabajado. Hizo la
preparatoria porque eso era importante en aquella época, se casó a los 18 años
con un amigo de su padre, que le llevaba veinte años, no han tenido hijos. Su
marido murió hace diez años y ella no tiene ninguna amistad. Está todo el día
sola, va a misa, pero no se relaciona con nadie. Tiene una gran depresión.
Piensa que nunca ha podido hacer lo que a ella le hubiera gustado, estudiar,
trabajar y casarse por amor.
Erika tiene
20 años, ni trabaja ni estudia. Lo único importante para ella es salir de
fiesta los fines de semana y emborracharse. También le importa ir a la última
moda y tener el mejor teléfono inteligente. Está todo el día enviando mensajes
de texto, en twitter crea campañas para Justin Bieber y está todo el día
hablando por teléfono. ¿Quién lo paga todo? Sus padres. Sus padres han tratado
de no darle dinero, pero ella los amenaza con marcharse de casa. Sus padres se
sienten culpables por el monstruo que han creado, pero no pueden dejar que se
vaya.
¿En qué
consiste el destino? ¿Nuestra vida está determinada ya cuando nacemos? ¿No
podemos alejarnos del destino? ¿Nuestro destino no lo podemos modificar?
Lo que
llamamos destino no es más que el resultado de nuestras decisiones ante los
acontecimientos que se nos van presentando a lo largo de la vida. Una decisión
que tomamos hoy tendrá como resultado nuestro destino. Pero esa decisión que
tomamos hoy, también la podemos modificar más adelante.
Los animales
sí que tienen un destino, porque no pueden cambiar sus pensamientos. Los seres
humanos somos libres, podemos tomar decisiones fuera de un contexto
determinado. Tenemos imaginación y podemos cambiar nuestros pensamientos. Si
somos capaces de conocernos a nosotros mismos, nuestro destino será
maravilloso. Si nos centramos en los errores de nuestra vida, entonces le
llamaremos un destino que no hemos podido modificar y que ya lo teníamos cuando
nacimos.
El primer paso
para romper un supuesto destino es conocerse a sí mismo, cambiar nuestras
creencias, nuestros paradigmas, nuestras
conductas y pasar a la acción.
Recuerda,
piensa a dónde quieres llegar, piensa si lo que haces te acerca o te aleja de
tu objetivo. Haz las cosas que te acercan a tus objetivos, hazlo una y otra vez
hasta que esa forma de actuar sea parte de tu forma de ser, solo así tendrás
los hábitos que te acercan a tus metas y podrás alcanzar lo que quieres.
Te agradezco
tu tiempo y no dudes en llamarme si quieres algún consejo.
*** ENRIQUE
RUIZ VILLASEÑOR es economista de la Universidad de las Américas Puebla, tiene
estudios de economía en STATE UNIVERSITY OF NEW YORK, Maestro en Alta Dirección
de Empresa por el IPADE, ha sido catedrático de la BUAP, IBERO, UDLAP y UPAEP.
También ha colaborado como columnista del Periódico “El Financiero Golfo
Centro” y es orgullosamente Cholulteca.
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