La inseguridad y la violencia ¿Ya son negocio?
Por Alejandro MARIO FONSECA

Aclaro, en buen español la expresión plural “los” incluye a las
mujeres. Pero al grano, hace poco más de una década me tocó participar en una
campaña electoral aquí en San Pedro Cholula. El partido verde parecía todavía
que de verdad quería hacer política ecologista en serio.
Participé con reservas porque ya me había llevado una gran desilusión
cuando el niño verde hizo de las suyas imponiendo candidatos plurinominales en
las elecciones anteriores. Así es como llegó a diputado el nieto de Díaz Ordaz.
Habíamos ganado dos diputados y la dirigencia estatal del verde venía
trabajando muy bien, el partido estaba creciendo, todavía no se engranaba al
PRI, a su corrupción e impunidad. Esa fue nuestra debilidad, al tomarnos la
ecología en serio y trabajar, el partido se consolidaba y había respuesta de la
gente, cosa que se vio en las urnas.
Ganamos varias presidencias municipales y en muchos municipios pudimos
contar con regidores. Paradójicamente esto amenazaba los intereses del niño
verde y sus secuaces y sencillamente desconocieron a la dirigencia estatal e
impusieron otra.
Y a quién pusieron al frente del partido verde en Puebla, pues ni más
ni menos que al flamante diputado Gustavo Díaz Ordaz junior. Como diputado y
como dirigente del partido no hizo nada, se dedicó sus negocios: el partido se
vino abajo.
Dos Cholulas
Pero lo que quiero compartir hoy es mi experiencia de campaña, lo que
aprendí. Más allá de los avatares de la política, es decir de los codazos,
zancadillas, rumores y chismes, de lo que quiero hablar es de lo que vi.
Y lo que vi fue algo muy parecido a lo que Colosio denunció en aquel
famoso discurso del 6 de marzo de 1994 y que le costaría la vida tan solo 17
días después:
Yo veo un México con hambre y
con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que
imponen a la ley los que deberían de servirla”. “Sabemos que el origen de muchos
de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder.
Concentración del poder que da origen a decisiones equivocadas; al monopolio de
iniciativas; a los abusos, a los excesos”. “¡Es hora de cerrarle el paso al
influyentismo, a la corrupción y a la impunidad! Es hora de la nación.
Valga este pequeño vistazo a la historia, para referirme a la terrible
desigualdad que observé aquí en San Pedro Cholula y sus juntas auxiliares. Qué
distintos eran el centro de nuestro municipio y su periferia.
En el centro había riqueza, las calles estaban limpias (bueno casi
limpias), los escasos jardines estaban bien cuidados, las viejas casonas
coloniales hermosas y relucientes, había comercio, había turismo y centros de
esparcimiento, juegos infantiles, etcétera; vaya, se disfrutaba la ciudad.
En cambio, las juntas auxiliares estaban en la pobreza. Todavía muchas
calles sin pavimentar, la mayoría sucias, prácticamente no existían áreas
verdes (salvo en el cerro Zapotecas, gracias a Dios, pero cada vez menos),
había vagos, perros callejeros, pandillerismo, abandono e inseguridad.
Descubrí esa Cholula escondida
que nadie retrataba en las campañas publicitarias turísticas, que nuestras
autoridades escondían como algo vergonzante.
Recuerdo que cuando recorríamos las calles de las juntas auxiliares la
gente nos pedía que les regaláramos algo, nos decían “como quieren que votemos
por ustedes si no nos dan nada, el PRI sí reparte”; incluso los más ladinos nos
pedían botellas de licor a cambio de organizar a sus vecinos para que votaran
por nosotros.
Las promesas del
alcalde
Con la nueva administración de J.J. Espinosa, Cholula empezó a cambiar
de verdad. En estos últimos 3 años hemos visto un remozamiento inusitado de la
ciudad.
Yo me entusiasmé cuando hace poco más de dos años el alcalde anunció
que la recaudación del predial de las juntas auxiliares regresaría íntegro en
apoyos y obras para las mismas.
Y así fue, pero no fue parejo. Al menos eso es lo que dicen los
propios habitantes de las juntas auxiliares. El rumor que escucho cada vez más
fuerte es que si ha habido inversión en las juntas auxiliares, pero sólo en las
zonas en las que el alcalde y sus familiares tienen propiedades.
Yo no comparto esta apreciación, pero es vox populi y merece ser tomada en cuenta. Al que le corresponde
aclarar las cosas es al propio alcalde, sobre todo ahora que es candidato en
ciernes a gobernador por Morena, el partido “del pueblo”, que, por otra parte,
merece su oportunidad.
Lo que sucede es que la gente se confunde, J.J. Espinosa trabaja y
trabaja duro, sin embargo, su ego lo traiciona. A todas luces es arrogante,
engreído; sus asesores no le han hecho saber que no basta con cumplir, sino que
también hay que cuidar las formas. Su enorme saga de conflictos de todo tipo
confirma lo que estoy diciendo.
Asignatura pendiente
Pero aquí no para la cosa, hay un tema muy delicado al que hay que
dedicarle más espacio. Tan sólo voy a esbozar el problema. El alcalde falló en
la responsabilidad esencial de cualquier gobierno: la seguridad de los
ciudadanos.
Correctamente anunció al principio de su administración la creación de
la “policía comunitaria”, o “policía de barrio” como la llamó él. Yo fui de los
primeros en aplaudirlo, un policía cercano a la gente, conocido, responsable,
en el cual confiar. Nunca lo vimos.
La violencia, la inseguridad, el desasosiego, en suma, el miedo ya nos
alcanzó. Si usted tiene hijos, por favor que no salgan a la calle después de
las 9 de la noche; y si son mayores, que no se atrevan a ir a festejar a un
bar, a la salida los van a asaltar y si se resisten hasta pueden perder la
vida.
Ya hay casos de feminicidios, de muertes en las calles, los
pandilleros andan sueltos. Los robos en las calles y en casas habitación son
recurrentes (han asaltado hasta las casas del alcalde), los robos de
autopartes, son el pan de cada día.
Pero la cosa se complica todavía más porque hay quien sostiene que
todo esto es negocio. Que la violencia y la inseguridad están engranadas con la
corrupción de las autoridades municipales. Yo espero sinceramente que se trate
de una exageración, con vistas a la próxima contienda electoral.
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