Soy la luz del Mundo
Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ
CHOLULA.- Mientras hay luz de Cristo en los corazones del hombre,
esa luz reflejará, alumbrará a los caminos por donde ir al cielo. “La luz del
mundo” , vosotros sois la luz del mundo,
una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder, MT. 5-14.
Llama Jesús al corazón, llama, llama, llama al corazón, permítele
entrar sin tardar, llama Jesús al corazón de quien manchó el mal atroz. Él
llama hoy, ¡Bella ocasión! ¡No quieres tu oír su voz? ¿Darás lugar al salvador?
Tu amigo es él, tu bienhechor te llama hoy, ven sin tardar ¿Darás lugar al
salvador? El mundo se encuentra en tinieblas, ahora necesita luz ¿En qué tiempo,
lo más inmediato? “hoy” ¿En qué lugar?, donde quiera que se encuentre, y exista
un ser humano, mucho esperó, y espera fiel, te llama aún, ¡Amor, sin
parar! No esperes más, ocurre a él;
¿Sordo serás a su llamar? Un día más tarde será, y sin lavar tu corazón tiempo
feliz se perderá. No habrá lugar a salvación, ¿Quiénes deben ir a dar luz? Los
que ya oyeron y entendieron la palabra del evangelio.
Navega en el mar de la vida un barco, bamboleado pro cruel y fatal
tempestad; muy cerca a estrellarse en contra las rocas, ya perdió el timón sin
refugio encontrar. Cuando entonces una luz brilla, cual estrella en su fulgor,
y sobre el cristal de las aguas del fanal su luz cundió “los que son luz, por
que la han recibido de gracia y también de gracia la dan. Marino, vete al
puerto, su luz alumbra el mar, dirígete al asilo, a Cristo el gran salvador;
que en Cristo, e gran salvador, los que ponen por obra lo que han visto y oído,
mi barco era aquel, próximo a hundirse; la tormenta arreciaba y la noche sin
luz, ¡Que gozo! A mi ser buenas nuevas trajeron, al cambiar mi sendero ya
guiado a Jesús, esa hermosa luz aún brilla en el mundo sin césar.
Y sobre las altas olas nos guarda en seguridad, “la luz del mundo”,
vosotros sois la luz del mundo, una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder, no se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el
conder. No se enciende una luz y se pone bajo un almud, sino sobre el
candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestras obras, y glorifiquen a vuestro
padre que está en los cielos, MT. 5-14 al 16.
Marino, escucha la voz y tu barco hoy dirige a la luz del brillante
fanal, que para guiar a los perdidos es puesta, conducirlos al puerto,
alumbrando la mar, y cruzar el mar podremos, y al cielo al fin llegar, al señor
Jesús veremos en aquel eterno hogar, ciertamente la luz de los impíos será
apagada, y no resplandecerá la centella de su fuego Job. 18-5.
Jehová es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? Jehová es la
fortaleza de mi vida ¿De quién he de atemorizarme? SAL. 27-1. Envía tu luz y tu
verdad, estas me guiarán, me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas. Sal
43-4. Sea la luz de Jehová nuestro dios sobre vosotros, y la obra de nuestras
manos confirma sobre nosotros; si la obra de nuestras manos confirma, SAL. 90-17.
Alegraos, justos, en Jehová, y alabad la memoria de su santidad. SAL. 97-12.
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