Se repite la historia, contra el pobre
Por Edmundo TLACUILO ALMAZÁN

Los colonizadores de América del Norte, arrebataron su territorio a
los indígenas, exterminando su territorio; posteriormente, su imperiosa
necesidad de fuerza de trabajo los empujó a la cacería humana y a establecer el
comercio de esclavos en una sociedad que proclamaba principios libertarios; la
esclavitud fue superada por la servidumbre, la sociedad feudal por la mercantil
y esta volvió a implantar el mercado de seres humanos y la esclavitud.
En México, en pleno siglo XXI, la depauperación, de desigualdad social
producto de la voracidad de los capitalistas parece resucitar la dictadura
porfirista. A los 105 año del inicio de la revolución mexicana, la situación
económica y social parece la misma que a fines del siglo XIX, condujo al
estallido revolucionario, ahora en un régimen superior en capacidad productiva
y en relaciones jurídicas y culturales, la nueva sociedad ha llegado hace
tiempo a resultados muy semejantes a los que el porfiriato había alcanzado, la
desigualdad social está profunda como entonces, aunque la riqueza es
increíblemente mayor, al abismo entre pobres y ricos es ahora más profundo.
Los trabajadores del campo se encuentran otra vez si tierras, porque
la nueva clase propietarios extranjeros son más poderosos que hace un siglo;
los obreros perciben salarios mínimos oficiales que no les permite educar a sus
hijos, ni contar con servicios de salud suficientes para su familia, vivienda,
vestido, transporte, luz y agua, los efectos negativos del desarrollo
capitalista son iguales y en algunos aspectos peores, que durante la dictadura
porfiriana.
Esta aparente repetición de la historia no podía dejar de presentarse;
las leyes del capitalismo son inevitables, como la concentración de la riqueza
y el empobrecimiento del proletariado la opresión de los trabajadores es más
“refinada”, más eficaz, con el perfeccionamiento de las leyes y el control
absoluto de las instituciones, que sirven para mediatizar y someter a las
mayorías aplicando la fuerza pública cuando tratan de hacer valer sus derechos.
La miseria de la mayoría es igual o peor que hace un siglo en México.
La clase dominante es ahora más poderosa, astuta y experimentada que la de
1910.
Formada por hacendados y capitalistas incipientes, para contrarrestar
los intentos por crear un modelo distinto al capitalismo, la burguesía tuvo que
perfeccionar su liberalismo económico, es decir la libertad absoluta para el
capital y sofocar todo intento del modelo socialista por levantar la cabeza y
para ello instaló en México una hábil política económica y laboral.
Todos estos hechos parecen indicar que la historia se repite, pero lo
que se repite son las condiciones que generan el mismo fenómeno, la propiedad
privada, la explotación del trabajo ajeno, y la voracidad de los explotadores
que son una constante para toda sociedad clasista.
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