¿Nueva policía de proximidad?
Por Alejandro MARIO FONSECA
CHOLULA.- La semana pasada
Don Epigmenio Rojas publicó en El Quetzal una buena noticia. Y digo buena
porque es lo que todos estamos esperando, ojalá y no sea demagogia. A ver
veamos qué dijo el gobernador electo.
El gobernador electo, Tony Gali, aseguró que garantizará la
tranquilidad de las familias poblanas, con policías de proximidad y una bolsa
de incentivos económicos para los elementos de seguridad que realicen acciones
destacadas.
Tony Gali señaló que en la capital dio resultado este mecanismo; por
ello, informó que lo implementará en toda la entidad en beneficio de los
ciudadanos.
Indicó que mantendrá acercamientos con los diputados federales con el
objetivo de conseguir más recursos para la entidad que permitan otorgar estos
estímulos.
Mencionó que se reunirá con los mandatarios de los estados que
colindan con Puebla, para establecer un trabajo metropolitano en este rubro.
Asimismo, resaltó que seguirá implementando los exámenes de control de
confianza, desarrollará mecanismos de
prevención y sistemas de inteligencia para disminuir los indicadores
de inseguridad.
Un viejo modelo de seguridad
La principal responsabilidad de cualquier gobierno es la seguridad. El
hecho de que hace ya casi un año el presidente de San Pedro Cholula haya pedido
el apoyo del ejército para reforzar la seguridad, ¿fue una mala señal, o una
buena señal? Nunca supimos qué estaba pasando.
Desde luego que la seguridad de nuestra comunidad no sólo depende de
lo que haga el gobierno, sino también de lo que hagamos los ciudadanos. Veamos
primero qué se puede hacer con nuestro destacamento policiaco. Lo razonable
sería que primero estudiáramos algunos casos exitosos que hoy son modelos de
seguridad en el mundo.
Un ejemplo paradigmático es el de Lee Brown, Jefe de la policía de
Houston, que a principios de los años 80 estaba acusada de racismo y
brutalidad. Este caso resulta muy importante y cargado de lecciones para
nosotros ya que Brown decidió implementar una policía dirigida a la comunidad,
lo que significaba que la policía no sólo debería responder ante los actos
delictivos, sino también ayudar a los vecinos a resolver problemas relacionados
o no con el delito: un policía comunitario. El estudio de caso está ampliamente
documentado en el libro Gestión estratégica y creación de
valor en el sector público, de Mark Moore (editorial Paidós, 1998). Lo
que propongo es que lo estudiemos y tratemos de adaptar las ideas innovadoras
de Lee Brown a la situación específica que se vive actualmente en Cholula.
¿Cuál es la misión de la policía?
Como tarea inicial deberíamos investigar cuál es la misión de nuestra
policía, y si está basada en objetivos de ejecución claros y en propósitos de
dirección concretos; conocer sus procedimientos de operación y la consistencia
de sus actuaciones; y si cuentan con sistemas de gestión en áreas de trabajo
como planificación, presupuestos, desarrollo de la carrera policiaca,
comunicaciones internas, etcétera. Toda esta información debería ser pública.
Reitero lo que ya dije en un artículo anterior. Si nos tomamos todo
esto en serio, tenemos dos tareas. Primero definir el perfil del policía
comunitario o de proximidad como le llama Gali, que necesitamos, y segundo,
probablemente la tarea más difícil: ¿cómo implementar este nuevo cuerpo de
policía? No estoy proponiendo correr a nadie, sino profesionalizar el cuerpo
policiaco con que ya contamos, en suma modernizarlo, y lo más importante,
pagarles bien.
Y digo todo esto porque aquí en Cholula el robo de autopartes, por
citar un ejemplo, esta a la orden del día.
Además el alcalde ha hablado en varias ocasiones del “policía de
barrio” y muchos nos preguntamos ¿donde está?
Espero que todo esto que estoy proponiendo salga sobrando, que tan
sólo se trate de un problema de mala comunicación entre autoridades y
ciudadanos, y que ya hayan tomado cartas en el asunto.
Y vuelvo a insistir, el otro tema es el de la participación ciudadana.
Qué tan bien organizados estamos en nuestras calles, manzanas y barrios. Cómo
colaboramos con nuestras autoridades para garantizar la seguridad. Y todavía
más a fondo, qué hacemos los ciudadanos, organizados o no, para monitorear los
niveles de satisfacción social sobre cuán bien o mal la policía investiga las
quejas y denuncias que hacemos.
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