Retroceso educativo o sometimiento imperialista
Por Edmundo TLACUILO ROLDÁN
CHOLULA.- Piensa que para
entender la inflexibilidad del gobierno de la república con relación a las
llamadas reformas estructurales que se propuso sacar adelante desde el primer
día de su ejercicio, hay que entender primero el modelo económico en cuyo marco
se mueve y trabaja la economía del país, me refiero por supuesto al modelo
neoliberal, al que sus beneficiarios y propagandistas prefieren llamar economía
de mercado o de libre empresa.
Creo que es necesario en primer lugar darse cuenta que su implantación
en los países económicamente rezagados como México, no es una opción libre y
voluntariamente escogida por sus ciudadanos y gobiernos, sino por u na férrea
imposición de las superpotencias que hoy por hoy rigen los destinos de la
inmensa mayoría de los habitantes del planeta. Esto implica que ni las masas
trabajadoras, las cada día más empobrecidas masas populares del plantea, si sus
propios gobernantes, suponiendo que estos últimos quisieran hacer lo, tampoco
tienen alternativas, ni grandes márgenes de maniobra para escapar a la
dictadura de las élites mundiales del dinero, a su temible poderío militar y a
la influencia avasalladora de sus gigantescos medios de propaganda y difusión y
para escoger un amino más eficaz y menos doloroso en pos del crecimiento y desarrollo
económico que tanta falta les hace, sin incurrir en el enojo de los poderosos y
sin desencadenar sobre ellos calamidades y plagas mayores y más mortíferas que
las siete plagas de Egipto.
Y si no, que lo digan Argentina, Brasil, y sobre todo la república
boliviana de Venezuela, hay que darse cuenta, creo yo que estamos viendo en la
era posterior a la guerra fría, posterior al enfrentamiento histórico entre el
bloque capitalista encabezado por Estados Unidos, y el modelo socialista
encabezado por la extinta Unión Soviética, una guerra que los señores del
capital creen haber ganado de modo
absoluto e indiscutible, razón por la cual esgrimen ante la faz del mundo el
derecho del vencedor sobre los vencidos, esto es el derecho a disponer de todos
los hombres, de todos los bienes e incluso de la vida misma de los derrotados
que para ellos son todos los pobres y débiles del planeta, aunque muchos de
ellos no hayan participado, ni poco, ni mucho en esa guerra, como lo dijo en
frase lapidaria alguno de los representantes eminentes de los vencedores, si
hay, si hubo lucha de clases en el mundo.
Para esta lucha esa guerra la hemos ganado nosotros, es el capitalismo
postguerra fría el que exige a todos los países que no forman parte del club de
los ricos y vencedores que derriben hasta el último vestigio de defensa
económica frente a la invasión masiva de mercancías, capitales y propaganda que
los poderosos quieran o necesiten enviarles, exige también las máximas
concesiones y facilidades para que sus empresas funcionen con absoluta
libertad, para que dispongan de tierras, insumos, energéticos, servicios y mano
de obra suficiente y suficientemente obreros preparados, todos ellos a precios
de regalo.
Al mismo tiempo exigen que se les exima de cualquier obligación hacia
el fisco del país huésped de cualquier obligación contractual prestación,
indemnización y de cualquier tipo de seguro para sus trabajadores y de
cualquier responsabilidad con el medio ambiente, todo ello con el argumento de
que tales desembolsos les restan competitividad y reducirían sus tasas de
ganancias; por último exigen también que se les abran las puertas de acceso a
la producción de bienes y servicios, que antes se llamaban no comerciables,
algunas de las cuales eran monopolios del Estado, como la salud, la educación,
los hidrocarburos, la producción y distribución de la energía eléctrica y los
servicios como el agua del drenaje y la recolección de basura.
En resumen, exigen que se les entregue la economía entera, sin faltar
ni un clavo y a los propios trabajadores y consumidores atados de pies y manos,
y debidamente amordazados para evitarse problemas.
Es a la luz de estas exigencias del modelo como se explican las
reformas, enérgica, la de telecomunicaciones, la laboral, para flexibilizar el mercado
del trabajo y por supuesto la reforma educativa, no entender el verdadero
carácter, la necesidad insoslayable de la reforma educativa es quizá el
verdadero error de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación
CNTE, y de sus asesores políticos, error que se ha traducido en un
empecinamiento que no ha dejado al gobierno del país otra opción que endurecer
su trato, puesto que derogar la reforma educativa es algo que queda fuera de
sus posibilidades actuales, sin embargo es un deber elemental de cualquier
conciencia libre demandar de los encargados de impartir justicia que se ajusten
estrictamente a la ley y la conciencia y al espíritu de justicia, que de algún
modo y en alguna medida palpita en la legislación penal mexicano.
Es deber de cualquier hombre honrado que se identifique con las causas
populares en lo hondo de su conciencia reclamar imparcialidad objetividad y
recta aplicación del derecho a cualquier ciudadano que lo infrinja y no actuar
por consigna, ni con espíritu de venganza contra nadie, por muy criticable e
irritantes que resulten sus derechos para los medios informativos, y para la
opinión pública, todo el país ha visto, ha seguido y conoce más o menos bien la
actuación de la CNTE, en particular la sección 22, de Oaxaca, y sus líderes en
su lucha contra la reforma educativa, los ha visto, los hemos visto tomando
casetas de peaje, bloquear carreteras, aeropuertos, amenazar y maltratar a sus
propios compañeros disidentes, tomar por asalto edificios públicos, incendiar
inmuebles, papelería oficial, y a veces todo el edificio gasolineras, impedir
el normal funcionamiento de oficinas de gobierno y varios etc., más,
precisamente por eso resulta una sorpresa indigerible, enterarnos de que a los
líderes de la sección 22, de la CNTE, actualmente en este terreno suponiendo
que no se trate más bien de u intento de regresión, a un pasado de corrupción e
ineficacia.
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