CHOLULA.- Se nuestro guía al transitar,
la senda que él trazó, danos poder para triunfar siguiendo de él en pos, venga
la fuerza de tu luz al fiero tentador, por Cristo quien muriendo en la cruz
nuestro dolor sufrió. Para mí y para todos la sangre de Cristo basta para tomar
nuestro cuerpo, alma y espíritu, y hacer de nosotros hombres, mujeres nuevos
por el espíritu santo, todas las cosas son nuestras ¿Cuánto más la sangre de
Cristo?, el cual mediante el espíritu eterno se ofreció a sí mismo, sin mancha
a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirvas al Dios
vivo, He. 9-14.
Somos
perdonados.- Porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es
derramada para remisión de los pecados, Mt. 26-28. El que dice que esta luz, y
aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas, I. Jn. 1. 9. Justificado.-
Pues mucho más estado ya justificado en su sangre, por él seremos salvos de la
ira, Ro. 5-9. Redimido.- En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de
pecados según las riquezas de su gracia, Ef. 1. 7.
Santificado.-
En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo
hecha una vez para siempre, He. 10-10. Por lo cual también Jesús, para santificar
al pueblo mediante su propia sangre padeció fuera de la puerta, He. 13-12.
Rescatado.- Como el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir,
y para dar su vida en rescate de muchos, Mt. 20-28. Cercano.- pero ahora en
Cristo Jesús vosotros que en otro tiempo estabais lejanos habéis sido hechos
cercanos por la sangre de Cristo, Ef. 2-13. Limpio.- Hermanos, no os escribo
mandamiento nuevo, sino en mandamiento antiguo que habéis tenido desde el
principio, este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el
principio este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el
principio. I. Jn. 1-7.
Perfecto.-
Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados, He.
10-14. Vencedor.- Y ellos le han vencido por medio de la sangre del cordero y
de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la
muerte, Ap. 12-11. La Sangre de Cristo un poder que convence cuando el corazón
cede a la influencia del espíritu de Dios, la conciencia se vivifica y el
pecador discierne algo de la profundidad y santidad de la ley de Dios,
fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra, una luz verdadera que
alumbra a todo hombre y mujer que viene a este mundo, ilumina las cámaras
secretas del alma quedando reveladas cosas ocultas, la convicción se posesiona
de la mente y del corazón, el pecador reconoce la justicia del señor, se siente
aterrado al aparecer en impurezas
delante del que escudriña los corazones, mirando el amor de Dios, belleza,
santidad y gozo de la pureza tú arrepentimiento de ser sincero y profundo
aborreciendo todo pecado, dichoso aquel a quien se le perdona sus
transgresiones a quien han sido borrados sus pecados, dichoso aquel a quien el
señor no toma en cuenta su maldad, y en cuyo espíritu no hay engaño, ten
compasión de mí, oh Dios, conforme a tu grande amor; conforme a tu inmensa
bondad, borra mis transgresiones… Yo reconozco mis rebeliones, siempre tengo
presente mi pecado, purifícame con hisopo, y quedaré limpio, lávame, y quedaré más
blanco que la nieve, crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la
firmeza de mí espíritu, devuélveme la alegría de tu salvación, que un espíritu
obediente me sostenga, Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de derramar
sangre, y mi lengua alabará tu justicia. Hacer un arrepentimiento es algo que
supera nuestro propio poder, obteniéndolo únicamente de Cristo. Fui vil pecador
igual que todo hombre, más ahora que soy lavado en su sangre, Cristo es mi
vida, haz comprender al corazón cuan grave es su maldad y danos el precioso don
de andar en santidad, divino espíritu de Dios, envido por Jesús, del bien
condúcenos en pos y alúmbrenos tu luz. Dios te ama.
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