Por el
Profr. Manuel Frías Olvera
Catedrático
de la Universidad Autónoma de Puebla, 1963
CHOLULA.- Toda Manifestación artística
sublima el espíritu que la produce elevándolo sobre fronteras políticas
raciales y lingüísticas.
Por esto se
ha dicho que el arte no reconoce fronteras, ni en el tiempo, ni en el espacio y
sus horizontes son tan amplios como es grande la humanidad y como se antoja
sublime el espíritu mismo cuando se baña de lo eterno y lo infinito.
La enseñanza
de la historia del arte es introducir al hombre en el campo de la cultural. El
arte en cualquiera de sus manifestaciones pues los pueblos que más destacaron
en el arte fueron los que más huella dejaron de su existencia para la
posteridad.
Las
investigaciones en los campos sumarios y en los pueblos que habitaron en el
corazón de África han demostrado la existencia de pueblos que se pierden en la
noche de los siglos. Pero que llegan a nosotros por su cultura en sus
realizaciones artísticas, produciendo obras como las rupestres, que hoy podemos
admirar.
El Lic.
Manuel Frías Olvera, autor de esta obra editada por la Universidad Autónoma de
Puebla, ha sabido captar la importancia de la vida estética de la humanidad a
los estudiantes de la preparatoria, haciéndoles valorar por primera vez
emociones que andando el tiempo pueden construir la base cultural de nuestro
pueblo y de los conceptos y emociones del ciudadano de este México lleno de
sentimientos artísticos y de manifestaciones llenas de arte.
El
licenciado Frías Olvera, ha sabido transmitir al estudiante el sentimiento
religioso místico, sencillo y profundo de los pueblos americanos que a pesar de
las mezclas raciales siguen vibrando y actuando dentro de ese marco que forma
su vida, que no ha sido canalizado por senderos propios pero que gracias al
esfuerzo supremo de la revolución mexicana y tan nuestr5a va forjándose aún a
golpes de dolor y corrientes de sangre el propio destino en medio de la lucha
entre los extremos ideológicos del México actual.
Manuel Frías
Olvera en su arraigo universitario como catedrático inquieto y revolucionario
de corazón ha sabido guiar a la juventud que le ha tocado en suerte dirigir por
estos senderos difíciles con plena serenidad del maestro que le vale el aprecio
y la estimación de su persona al hacer distinguir en el campo del espíritu la
esencia de lo bello y de lo bueno.
En la
actualidad la universidad debe salir a la calle y al campo y al barrio y a las
grandes urbes para plasmar ahí su ansia de supremo esfuerzo y realizar en
frutos de pensamiento y obra las inquietudes proyectadas desde el aula hacia el
pueblo porque de él procede, porque de él vie, porque para él debe existir, y
esta función de la universidad actual en todos los terrenos del conocimiento
emanado debe beneficiar en primer término al alumno que es parte de ese pueblo
y que ha de ser el futuro ciudadano que como el actual siga los senderos que
hoy se le tracen y se le muestren.
Es por ello
que nuestra universidad atenta a la evolución social del México actual, ha
programado la enseñanza de la historia del arte, teniendo en cuenta que el
nivel cultural de un pueblo no solo dependen de la enseñanza de la ciencia,
sino también de la enseñanza del arte.
¿Qué opina
usted, mi estimado lector
Pensamiento:
El afán de dominar ante cuya mirada el hombre se dobla y se achica y se somete
y se degrada por debajo de la serpiente, así hablaba Zaratustra, Federico Nietzsche
(filósofo alemán).
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