CHOLULA.- Qué pena que nuestro primer
mandatario vaya a condecorar a otro de tan lejos, con la Cruz o Águila Azteca,
siendo que el receptor no es bien visto por la comunidad internacional, por
infinidad de violaciones a los derechos humanos, sobre todo de las mujeres.
Pero también
es penoso que en su discurso haya utilizado el término “romper el turrón”.
México siempre se ha distinguido en las reuniones internacionales, por utilizar
la diplomacia en esos actos y por
consiguiente, los términos adecuados, respetuosos y hasta elegantes, en sus
mensajes o declaraciones ante los participantes.
Cuanta falta
hacen personajes como Ignacio Ramírez, quien en una reunión en Paris, expresó
que “en qué idioma querían oírlo y sobre qué tema” al ver que a México ni en
cuenta lo tomaban. Y no era presidente.
De Lengua me Como un Plato
Y es que en
ocasiones, cuando no se dominaba el tema, se nombraba un propio, para disertar
por lo que fuera necesario y no hacer ridículos, porque con todo respeto,
nuestro primer mandatario, a eso fue
hasta esas tierras arenosas, que tienen con qué comprar, lo que México se perdió
por la mala administración de su petróleo.
Ah, pero
aquí nos dicen que la devaluación es buena y allá que no es privativa de México
y se cierra la pinza.
Recordemos
los tiempos “DOLOROSOS PERO NECESARIOS”,
“APRETEMOS EL CINTURÓN”, a lo que
nunca jamás, alguien ha dicho que ya no son tan dolorosos, ni que ya podemos
aflojar un poco el cinturón; ¡NO!,
cada día es peor; y lo asimilamos con la impasibilidad de santos, una tras
otra.
Que la
renovación moral, la solución somos todos, que se iban a agarrar víboras y
tepocatas, que la inseguridad se iba a resolver en 100 días, que no iba a subir
la gasolina ni el gas, que ya no iba a haber corrupción y un sinfín de
palabras, palabras y más palabras.
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