CHOLULA.- Ricardo tiene arrebatos de
rabia incontrolables. Esto le está provocando muchos problemas, sobre todo con
su pareja. Se enfada, comienza a golpear objetos, empieza a maldecir todo lo
divino y humano, hasta que finalmente se calma y vuelve a la normalidad. Pero
las personas que han vivido el altercado no se quedan impasibles, se quedan muy
heridas porque no comprenden esa reacción absurda ante cuestiones sin
importancia. Ricardo me cuenta que esto le pasa desde la infancia. “Recuerdo,
me dice, que me escapaba al campo y comenzaba a golpear los árboles hasta que
me hacía sangre en los puños. Esto lo he estado repitiendo desde entonces”.
Ricardo me dice que es la gente la que le hace sentirse así, que la gente no le
tiene en consideración, que toman decisiones sin contar con él y eso le crea
esos sentimientos de rabia. “La última vez ha sido cuando mi mujer ha comprado
una batidora sin consultarme. La rompí de un golpe”.
Abel cree
que todo el mundo va contra él, sus padres, sus hermanos, sus jefes, sus
compañeros de trabajo. “No sé cómo lo hacen, me dice, pero siempre hacen que
acabe enfadado”
Existe una
creencia muy extendida de que las personas podemos crear sentimientos en los
demás. La realidad es que nadie es capaz de crear sentimientos en los demás. El
único poder que tenemos los seres humanos es nuestra capacidad para ser
responsables de nuestros propios sentimientos. Si alguien fuera capaz de
hacernos sentir algo, tendría un poder absoluto sobre nosotros, tendría el
poder sobre nuestra vida, sobre nuestra existencia, sobre nuestro destino.
La emoción
básica es automática y se produce cuando un estímulo interno o externo la
activa. Esta emoción básica sólo se produce cuando está basada en nuestra
propia experiencia, en nuestros propios procesos internos. Nadie es capaz de
enamorar a otra persona si esa persona no cumple una serie de requisitos que
hacen que alguien con esos requisitos la pueda enamorar. Si alguien pudiera
enamorar a otra persona no existirían los desamores y, de hecho, yo tendría
enamoradas a todas las chicas que conozco. Pero no puedo hacer eso, porque las
personas se enamoran, no por lo que haga el otro, sino sólo si cumplen las
expectativas que hacen que entiendan que eso es amor. Tampoco podemos hacer
sentir a nadie alegría, tristeza, rabia o miedo. Sólo lo conseguiremos si
sabemos que esa persona siente tristeza cuando le ocurren determinadas cosas,
pero no podemos crear la tristeza. La tristeza se disparará si tocamos determinadas
cosas que hacen que esa persona sienta tristeza.
Es decir,
podemos manipular a la otra persona, pero no podemos generar sentimientos en
los demás. Si yo sé que a una persona le enfada hablar mal de su equipo de
fútbol y lo hago, la estoy manipulando. Pero no estoy creando su sentimiento,
porque esa persona podría alegrarse en vez de irritarse.
Te agradezco
tu tiempo y no dudes en llamarme si quieres algún consejo.
*** ENRIQUE
RUIZ VILLASEÑOR es economista de la Universidad de las Américas Puebla, tiene
estudios de economía en STATE UNIVERSITY OF NEW YORK, Maestro en Alta Dirección
de Empresa por el IPADE, ha sido catedrático de la BUAP, IBERO, UDLAP y UPAEP.
Ha sido emprendedor radicado en México y Estados Unidos, ha colaborado como
columnista del Periódico “El Financiero Golfo Centro y es orgullosamente
Cholulteca.
0 comentarios:
Publicar un comentario