"Si
pierde su riqueza, no ha perdido nada;
Si pierde su
salud, habrá perdido algo;
Pero si
pierde su paz interior, lo habrá perdido todo"
Pensamiento
Oriental
CHOLULA.- En estas condiciones de lo
que podía echar mano era de la Fortaleza que asegura la firmeza en las
dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, esta virtud da valor al
alma para poder afrontar con coraje y vigor los riesgos. Lo justo para Joaquín
era la libertad, pero no dependía de él, lo justo para Joaquín era tener paz
interior y estabilidad emocional, esto si era justo para él, esto era su
derecho y esto de alguna manera aún en estas circunstancias sí dependía de él.
Así que puso manos a la obra y se decidió a que al mismo tiempo que lo tuvieran
privado de su libertad no podrían privarlo de su paz interior.
Lo primero
que Joaquín podía hacer era introducir en su mente los pensamientos que le
ayudarían a estar de mejor humor, no podía salir de su encierro, algo que era
muy fácil el día anterior como cruzar una puerta ya no lo podía hacer más, algo
como tener una cama o bañarse aún con agua helada ya no estaba disponible y si
seguía haciendo este ejercicio haría una lista interminable de las cosas que
tuvo y ya no las tenía más. Esto no lo llevaría a nada porque entre más pensaba
en sus pérdidas, más triste, enojado y furioso se ponía. Debía ser paciente a
toda costa, recordó un pensamiento
“Las cosas
en las que te enfocas aumentan”
Le quedaba
claro que si se enfocaba en sus pérdidas estás aumentarían y si se enfocaba en
las cosas que le daban paz esta a su vez también aumentaría. No debía ser una
princesa, él debía ser valiente, debía aceptar que estaba prisionero, debía
reconocer su realidad y solo así podría modificarla.
¡Aún en
estas condiciones él podía y tenía el compromiso consigo mismo de darse paz
interior!
Joaquín
estaba decidido a ser feliz, tiempo atrás se había decidido a hacer las cosas
bien, a no ceder ante las injusticias, principalmente permitidas por él o
hechas por él, a mantener la calma aún en situaciones críticas, a tener tiempo
y atención para sus hijas, decidió que él controlaba su destino.
Casi siempre
los problemas eran que un carro le había cortado el camino y esto era motivo
para perder la calma, casi seguido venía el regaño para su hija Elizabeth de
seis años porque estaba haciendo ruido y todos estos pequeños infiernitos se
los venía generando solo en la mente y nada debía ser tan grave como para
quitarle la paz. Sin embargo no se ponía a pensar en estas cosas porque las
consecuencias no se presentaban de manera inmediata hasta que un día se dio
cuenta que su hija Ana de ocho años solo veía el veinte por ciento de lo que
era normal. A pesar de que ella ya le había dicho en múltiples ocasiones de su
falta de visión no le había hecho caso porque las palabras de Ana no entraban
en la mente de Joaquín por tanta basura y pensamientos inútiles que traía
consigo.
Estos
acontecimientos lo hicieron tener el firme propósito de ser feliz y ver las
cosas desde el punto de vista correcto. Ahora estaba en un lugar desconocido,
frio, tirado en el piso, sin comida y sin agua, pero se había prometido
encontrar el significado a cada momento crítico de su vida y ser valiente.
CONTINÚA EN
LA SIGUIENTE SEMANA
Te agradezco
tu tiempo y no dudes en llamarme si quieres algún consejo.
*** ENRIQUE
RUIZ VILLASEÑOR es economista de la Universidad de las Américas Puebla, tiene
estudios de economía en STATE UNIVERSITY OF NEW YORK, Maestro en Alta Dirección
de Empresa por el IPADE, ha sido catedrático de la BUAP, IBERO, UDLAP y UPAEP.
Ha sido emprendedor radicado en México y Estados Unidos, ha colaborado como
columnista del Periódico “El Financiero Golfo Centro y es orgullosamente
Cholulteca.
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