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Su prioridad
es ganar en las elecciones del 7 de julio. No importa lo que deba arriesgar o
sacrificar. No valen afectos, compromisos ni acuerdos. La amistad es lo de
menos cuando está en juego la, su, candidatura presidencial. Sabedor de que si
no hay 2013 no hay 2018, el gobernador no está dispuesto a correr riesgos y si
Jorge Aguilar le garantiza mayor competitividad, no se descarta que pueda ser
el candidato sustituto a la presidencia municipal.
Parecería increíble que a estas alturas el
gobernador y coordinador de campaña, decidiera hacer un cambio en su estrategia
de convertirse en candidato presidencial, la que incluye ganar la alcaldía
poblana y desde luego, la mayoría en el Congreso del Estado.
Entonces,
las versiones de este fin de semana que salieron desde Casa Puebla se
confirman: si en esta semana el candidato de Puebla Unida no reduce su
desventaja en al menos 3 puntos de su competidor priista Enrique Agüera,
entonces entraría al relevo el ex titular de la Secretaría de Salud, dejando a
su suplente con la candidatura a diputado, un distrito ya ganado de acuerdo con
la versión morenovallista.
Cambiar de
candidato no es descabellado aunque no recomendable en un proceso electoral, a
menos que se trate de un caso público, muuuuy público, de fuerza mayor. A ojos
de los ciudadanos sería poco creíble que ahora el abanderado a alcalde se llame
Jorge, pero en el escenario del gobernador todo es posible a fin de garantizar
una competencia más pareja en busca de la presidencia municipal de Puebla, llamada
“la joya de la corona”.
Y es que el
gobernador no puede presentarse como candidato presidencial panista, si
continúa acumulando derrotas: Michoacán donde presumió su apoyo a Luisa María
Calderón, hermana del ex presidente y Puebla en el 2012 donde López Obrador
obtuvo mayoría de votos.
Cambiar de
candidato a la presidencia municipal sería un arrebato más del gobernador,
arrebato con el que nadie está de acuerdo. Pero, en su escenario, sin la
alcaldía capitalina, sus bonos “presidencialistas” pasarían a valer
prácticamente nada.
Y no importa
lo que deba hacer; pasar por la dignidad de las personas, romper amistades,
lastimar aliados y sus familias. Nada de eso le importa en un escenario de
derrota. Así es él.
El Verdugo
En el corazón del morenovallismo siempre latió
fuerte el nombre de Jorge Aguilar Chedraui para la presidencia municipal de
Puebla. Ni Manzanilla ni Gali eran los preferidos. El Verdugo dice: parece que
se les va a hacer.
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