Lo que tienen que saber sobre el tratamiento para la depresión

La depresión puede entenderse como un trastorno del tipo afectivo,
como una forma en que el dolor se expresa a través de síntomas y signos
psicosomáticos, por tal razón, para la determinación de un diagnóstico y un
tratamiento, es muy importante no sólo considerar al individuo como un ente
aislado, sino también valorar el ambiente en el que los afectados se
desenvuelven. Muchos pensarán que para su intervención se requieren
especialistas en psicología, más, en los casos de gravedad suelen recomendarse
fármacos antidepresivos.
Una vez que la depresión es diagnosticada, los pacientes tienen que
comenzar el tratamiento, siendo una acción combinada (en casi todos los casos)
de terapia con respaldo psicológico y fármacos. Es de suma importancia que
antes de que los pacientes empiecen cualquier clase de terapia, sean informados
por profesionales médicos de la duración de cada tratamiento para la depresión,
las ventajas y beneficios que se pretenden alcanzar, así como los efectos
secundarios que pueden desarrollarse con el transcurrir del tratamiento. Ahora
bien, hablemos sobre el tratamiento del tipo farmacológico.
De manera general, los tratamientos farmacológicos para la depresión
suelen limitarse a los cuadros clínicos depresivos, ya sean moderados o de
gravedad. En aquellos pacientes que han sido diagnosticados con depresión
ligera, no suele recurrirse a las terapias con fármacos, a causa de su angosto
perfil riesgo-beneficio. Únicamente se
aconseja el consumo de medicamentos cuando otras terapias han demostrado ser un
fracaso, asimismo, cuando hay problemas médicos o psicológicos ligados, o
historial de depresión grave o moderada con antelación.
En aquellos pacientes que sufren de depresión grave o moderada, las
terapias con fármacos se consideran tratamientos ad hoc y de primera línea,
aunque hay un 40% de afectados que al cabo de 1 o 3 mees, no muestran
respuestas positivas a esta clase de tratamiento, mientras que un 50% no hay remisión alguna de los síntomas
asociados.
Ahora hablemos sobre las terapias del tipo psicológico. Las más
empleadas para tratar a la depresión, a causa de su específico carácter, son
las psicoterapias interpersonales y las cognitivas-conductuales. Éste último
tratamiento, a saber, el cognitivo-conductual, ha demostrado ser igual de
efectivo que la psicoterapia interpersonal (la cual es más lenta en la
consecución de los objetivos en comparación con la cognitivo-conductual y la
farmacológica) y las terapias farmacológica, razón por la que se ha convertido
en la terapia psicoterapéutica más empleada para abordar a la depresión tanto
moderada, como grave. La duración de las terapias llega a variar en función de
la magnitud de la depresión diagnosticada, asimismo, de la evolución del
malestar y la situación personal de cada paciente.
En aquellos afectados con depresión crónica o grave, si la terapia
psicológica se efectúa en conjunción con los fármacos, la efectividad será
siempre superior a cualquiera de las señaladas terapias de forma aislada. El
tratamiento para la depresión del tipo cognitivo-conductual, asociado a las
terapias de mantenimiento, propicia el incremento de la efectividad del mismo
con el fin de evitar las reincidencias. Lo mencionado resulta beneficioso para
aquellos afectados que tienen antecedentes de recaídas, o que expresan signos
residuales, puesto que son quienes tienen un riesgo mayor de sufrir nuevamente
los episodios depresivos, aún después de concluidas las intervenciones.
Existen otros tratamientos para la depresión, que aunque menores, han
demostrado ser de utilidad, por ejemplo, las autoayudas orientadas, cuyo
objetivo es que los afectados adopten capacidades de autocontrol así como
manejo de los signos ligados al trastorno. La ejercitación física igualmente ha
mostrado un gran potencial para elevar el bienestar personal de los afectados
con cuadros depresivos, tanto en lo físico como en lo emocional. En los
pacientes diagnosticados con depresión leve o moderada, un programa de
ejercicio de baja intensidad, con una duración de 30 o 40 minutos, ya sea 2 o 3
veces por semana, y durante un lapso de 2 a 3 meses, puede repercutir
sustancialmente y propiciar la optimización de la sintomatología depresiva.
Otra terapia es la
electroconvulsiva, la cual consiste en producir una convulsión en los afectados
por medio de la estimulación del sistema nervioso central con ligeras cargas
eléctricas. Pese a ser una terapia devaluada y bastante juzgada en sus inicios,
en la actualidad es aplicada bajo los efectos de la anestesia, y es considerada
como eficaz en lo pacientes ya adultos que padezcan de depresión grave o
crónica. Igualmente pueden implementarse productos naturales como la famosa
hierba de San Juan, cuyas propiedades antidepresivas han sido corroboradas por
diversos estudios, aunque debe ser consumida bajo supervisión médica.
Ojalá esta entrada haya sido amena para quienes nos honran esta
ocasión por su presencia. Recuerden que si requieren el mejor tratamiento para
la depresión deben acudir con profesionales capaces de atender hasta los casos
de mayor gravedad, profesionales comprensibles, comprometidos y solidarios como
los que operan en Oceánica. Permítannos devolverles las esperanzas y ganas de
vivir mediante nuestra ayuda. Acérquense, ¡tenemos las puertas abiertas para
ustedes!
0 comentarios:
Publicar un comentario