Vivieron “La Tlahuanca”, con gran solemnidad
* Estrenaron un candil, en la capilla de San Pedro d Ánimas
Por María de Lourdes PINEDA

La misa de la Tlahuanca, es en esencia la espiritualidad de los
cholultecas, el pedir por un buen ciclo agrícola, además por el eterno descanso
del alma de los Mayordomos, que han ido al encuentro del creador, además se
reparte el pulque que es la bebida que desde tiempos previos a la llegada de
los españoles era considerada la bebida de los Dioses, a la postre de la
evangelización de los indígenas este mantuvo su conexión espiritual, aunado al
respaldado de la ley canónica que establece que el cuarto lunes se anula la
vigilia y la abstinencia.
Al inicio de la homilía, se hizo la bendición y el encendido de un
candil, en el altar de San Pedro de Animas, obsequiado por el barrio de San Pedro
Apóstol, del barrio de Mexicaltzingo, y cuyo costo fue de 120 mil pesos.
De esa manera los diez barrios de San Pedro Cholula, año con año
fortalecen y entrelazan su espiritualidad prehispánica y católica, como desde hace
dos años atrás el párroco Miguel Viveros estuvo al frente de la misa en la que
se privilegió y pidió por los Principales que ya se adelantaron.
En el transcurso de la homilía y como es costumbre a los Principales,
portadores de los cetros, Tiachcas quienes llevan los anchones y Mayordomos,
les fue dada la cruz pastoral, privilegio obtenido por su labor y fe cristiana,
entre el retumbar de los fuegos artificiales.
Antes de concluir la misa el párroco dio a conocer el fallecimiento
del sacristán que por más de 12 años y medios sirvió a la Capilla de Los
Naturales, diez años con el padre Amado Tapia y dos y medio con Miguel Viveros.
Así previo al inicio de la celebración de La Tlahuanca, proveniente de
tlahuique que en idioma náhuatl
significa borracho, las cuatro figuras junto con decenas de feligreses,
las bandas musicales que acompañaban los coros religiosos hicieron el recorrido
en los cuatro puntos de la capilla, para a la poste y ya con una larga fila de
amantes del pulque que sin mediar el género,
edad o situación económica aguardaban tener en sus bocas la bebida de
los Dioses y con ello la espiritualidad y estasis que representa.
El atrio de la capilla real permitió ser cede de la comilitona que
acompaña de la bebida de los Dioses, cumpliendo nuevamente como cada año su
cometido de acuñar una de las más longevas tradiciones religiosas de los
cholultecas, quienes reafirman sus orígenes orgullosamente.
El Mayordomo del Circular de San Pedro de Animas, encargado de la
festividad, ofreció 50 litros de pulque, y el gobierno municipal, ofreció
nuevamente 300 litros del néctar de los dioses, los cuales repartió entre los
hijos de los barrios.
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