Por Profa. Gloria GARCIA ROJAS
El Criollo en el Siglo XVI
CHOLULA. – Así ya en el siglo XVI se ha configurado lo que conocemos como
clase media. Los criollos que adulan y son serviles y los criollos que son
rebeldes y que quieren una nueva sociedad. Son en una palabra los que van a ser
posible la revolución de independencia. Y son también los que no van a querer
que nada cambie, porque también son los criollos reaccionarios que quieren
vivir eternamente en la sociedad colonial.
La sociedad colonial como ha dicho Octavio Paz, (premio
Nobel de literatura) es un orden social hecho para durar; porque el pilar
básico de la sociedad sigue siendo la religión. Gracias a la religión, el orden
colonial no es una nueva superposición de nuevas formas históricas, sino una
organización viviente.
Con la llave del bautismo, el catolicismo abre las
puertas de la sociedad y la convierte en un orden universal abierto a todos los
pobladores. Y al hablar de la iglesia católica, no solo hay que referirse nada
más que a la obra apostólica de los misioneros, sino a su cuerpo entero, sus
eclesiásticos, sus juristas apasionados, sus obras de caridad y sus
atesoramientos de riqueza.
Pero también éste orden religioso hecho para durar, es
el que iba a configurar dentro de si mismo sus contradicciones. Porque no
solamente había religiosos autoritarios, sino también van a surgir los críticos
radicales y revolucionarios como fueron los curas Miguel Hidalgo y José María
Morelos. Así es un el siglo XIX, cuando surge la guerra de independencia, donde
participan esos criollos rebeldes.
Van a surgir entonces los criollos revolucionarios que
van a proclamar la independencia. Hidalgo, Morelos, Aldama y los criollos
reaccionarios que la van a consumar. Iturbide Bustamante, contra el espíritu
oportunista. El criollo que realmente quiere otro país, democrático y racional,
y el criollo que empieza a imaginar un país más rico y poderoso que le debe
pertenecer solo a él.
El criollo que está en contra de que los mejores puestos
estén en manos de los españoles. El criollo que odia que todo el poder
espiritual y económico esté fuera de él, ya que el criollo en el siglo XIX, no
tiene libertad política, ni económica, el criollo, para decirlo con una idea de
Luis Villoro es un desplazado, a veces ni representación legal tiene. El
criollo no tenía acceso directo a la última instancia de la que dependía su
suerte. Sus representaciones y quejas pasaban de mano en mano hasta alcanzar a
menudo totalmente desfiguradas, los tribunales supremos.
Las decisiones de una corte enigmática y lejana,
castillo impenetrable y misterioso se hacían oír al cabo de largos años de
espera cuando resultaban innecesarias o perjudiciales.
¿Qué opina usted, mi estimado lector?
Pensamiento: La música te alegra la vida. Mika Waltari.
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