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¿Caminante de dónde vienes? ¿Ha donde llegaras?

Written By Unknown on miércoles, 28 de diciembre de 2016 | 12:33


Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ

¿Caminante de dónde vienes? ¿Ha donde llegaras?

Viajo sin rumbo fijo, ha pasos lentos, y mil peligros

Mis pasos firmes, por valles y ciudades, mil senderos

De ojos azules y placenteros, se ha nublado al paso de los años.

Días nublados, noche oscuras, sin esperanzas

Lluvias torrenciales, regando las hermosas campiñas

Cansado, fatigado, estragos en senectud, pidiendo pan

¡Dios nos bendice! Siempre agradecido si ningún afán.

La niñez, juventud, llenos de años… días hermosos

El ayer ha pasado, agradables o desagradables momentos

Mi faz resplandeció, como el trigal lleno de hermosura

Lejanas milenarias nevadas, blanquearon mi cabeza.

Ya es tarde, apresuro el paso, se aproxima la noche

El tiempo se acorta, mi fuerza se agota, no hay reproche

La vida es nada pronto se acaba… y … desaparece

En las mañanas hay neblina, en el día desaparece.

Manifiesto, y olvido el pasado, el futuro será hermoso

Maná del cielo comeré, vino de nobles tomaré

En la mesa de honor, con los grandes me sentaré

Mártires, profetas, reyes… he de ver ¡Día glorioso!

Dios bendijo el sermón del monte, cinco mil almas alimento

Falto de recursos, hijo prodigo… ya nunca lo seré

Contempló más allá del sol… si halla moraré

Santa ciudad, de oro fino es, el palacio se edificó.

No hay temores, aflicciones y dolor… se fueron

Canticos de paz, con voz angelical por siempre cantaré

Arpas, trompetas de oro fino, tendré y tocaré

Mortales, he inmortales entraremos a la nueva Sion.

En las calles frías, desiertas, no hay caminantes

Comunidades y ciudades, sin hombres peregrinando

No hay, forasteros, o hijos pródigos, se han retirado

Si me dieran albergue subiré con prontitud a los montes.

Todo dejaré, no volveré, para siempre me apartaré

Voy a la santa ciudad ¡Oh! Grandiosa, hermosa y celestial

Multitud de huestes celestiales… yo la exaltaré

Mi alma volará… si… a la morada eterna y celestial.

Por la eternidad, donde muerte no habrá, allá viviré

Transportado al hermoso cielo… muy pronto volaré

Multitud de huestes celestiales, con cánticos en coro

Canten pueblos y naciones por la eternidad ante su trono.

¡Consternación y muerte en ciudades habrá!

Ya no estaré en el momento “Hermosa y gran ciudad”

Rápido e inmediato, llegaré, me llama a su presencia

Perlas, diamantes, calles de oro fino, la eterna ciudad.

Percibo los sonidos, me voy al dulce hogar

Tañen campanas de oro de la ciudad real

Voy a descansar, al reposo eternal, lugar de honor

Cerca de la majestad de Dios, en el palacio real.

Brillando el sol en sui cenit, refulgente resplandor

Al dulce hogar, al cielo de grandeza y esplendor

La gran trompeta, aquel día se tocará, día de loor

Marchas triunfales, es destruida la muerte, extinto de dolor.

Resurrección triunfante, victorioso en el cielo celebrad

¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Cantad, omnipotente es el

Señor mi Dios… ¡Cuán grande es él!

Moradores del polvo de la tierra ¡Despertad y cantad!

El alba eterna rompe en claridad; llega el día final

Los redimidos entra, coronas de oro todos tendrán

La puerta de la santa ciudad serafines la cerrarán

Toca al final trompeta; los muertos se levantan es el final.

Los libros abiertos, sentencia de eminencia dictará

Corona y cetro de oro, ropajes reales blancos, el juez se sentará

Apelación no habrá, condenación o vida eterna al final

Poder he infinito amor… al claro manantial.

A excelsa trinidad rindamos todo honor

Cuándo allá se pase lista a mi nombre

Yo feliz responderé

Peregrinos terrenales, otros mundos


Huestes de honor, día glorioso.
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