“Sospechosismo” (37-A)
Por Octavio
RODRÍGUEZ FIGUEROA
Será el
Sereno, Pero yo no le veo Linterna
CHOLULA.- Ya se abrió la feria de
subastas del sector eléctrico. Otro paso más de enajenación nacional. Con
tantos ríos, con cascadas, fuentes naturales de vapor y muchas otras de donde
se puede obtener fluido eléctrico, como el caso de “Los Azufres” en Michoacán, pasarán
a manos de extranjeros, mediante las concesiones; hasta que se agoten esos
recursos y nos dejen el puro cascarón.
Dichas
concesiones, producto de las reformas (o anti-reformas) nos da a entender que
los mexicanos nuevamente somos incapaces de administrar lo que tenemos. Un poco
más y nos ponen a otro Maximiliano para hacerlo.
Aunque la
realidad es que vendrán muchos similares, más fuertes y poderosos a saquear lo
que las expropiaciones habían limitado o retardado un poco.
A nuestros
actuales políticos les urge acabarse lo que hay y, ¿después? se les olvida que
solo somos una sola generación y que habrá más mientras terminemos de darle
mate a nuestro planeta. no tarda un cataclismo.
Como el
Diablo en el Panteón: Disimulados Entre las Cruces
Muchos
tenemos el “Sospechosismo” de que las políticas aplicadas en seguridad,
economía, salud, etc. están mal intencionadas. Solo así se comprende su
inefectividad; como que se quiere acabar con el país de los mexicanos, para ser
un multinacional, haciendo a un lado a los primeros, sobre todo a los jodidos,
que según dicen, no saben otra cosa más que pedir.
Pero que
quede bien claro: si lo hacen, es porque tienen ese derecho y ven con
desaliento las malas administraciones sexenales que llegan y se van, dejando le
misma estela de injusticias en todos sentidos; además los recursos no los ponen
los funcionarios, los pone el mismo pueblo, ellos solo viven de ellos y pocos
justifican sus sueldos estratosféricos, algunos más altos que los de Obama.
El país está
en subasta, están vendiendo nuestros recursos al capital extranjero que no
tiene patria, religión, moral o compromiso social.
A ellos les
vale “Wilson” si nos morimos de sed, hambre o de diarrea; ellos vienen a lo que
vienen y punto. Tengamos siempre presentes las palabras de un funcionario
norteamericano que advirtió: se los van a comer.
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