
Fue llamado
Tonatiuh Itzacual (“encierro del Sol”) por la gente del Posclásico.
Hoy sabemos,
sin embargo, que la majestuosa construcción no estaba consagrada a dicho astro,
sino al que seguramente fue el patrono de la ciudad: el dios de la lluvia.

Si bien es
cierto que en su interior fueron hallados vestigios de construcciones
diminutas, la gran mole fue erigida en una sola y ciclópea operación,
emprendida durante la fase Tzacualli (1-150 d.C.)
Esta primera
pirámide, cuyos rellenos se componen mayoritariamente de tierra y adobe. era
casi tan grande como la última remodelación visible en la actualidad.
IMÁGENES: La
Pirámide del Sol. Zona arqueológica de Teotihuacan, estado de México. A. En
primer plano, la Ciudadela, en segundo, la Pirámide del Sol. B. A la izquierda,
en segundo plano, la Pirámide del Sol vista desde la Pirámide de la Luna. C. Al
inicio de La Calle de los Muertos, la Pirámide del Sol se ve a la derecha.
Fotos: INAH,
Marco Antonio Pacheco, Oliver Santana / Raíces
Esta publicación
es un fragmento del artículo “Teotihuacan, Estado de México. La ciudad de los
dioses”, del autor Leonardo López Luján, y se publicó íntegramente en la
edición regular de Arqueología Mexicana, núm. 74, titulada Salud y enfermedad
en el México antiguo.
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