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La resurrección es la promesa de la misericordia, de la fidelidad y justicia de Dios

Written By Unknown on miércoles, 23 de marzo de 2016 | 16:46

Por Andrés ZACA NAYOTL
Teólogo laico 

CHOLULA.- La resurrección posee un peso existencial único dentro de la vida del cristiano, pues creemos en la resurrección de los muertos y la vida eterna. Karl Barth afirmaba: “Nadie, pienso yo, podrá entender la fuerza y el poder de esta palabra, resurrección, si encuentra la vida miserable y aburrida. Únicamente, los que aman la vida, pueden entender lo que significa perderla y pueden tener la seguridad de que tendrán vida y vida eterna”. La resurrección es la promesa de misericordia infinita, de la fidelidad y justicia de Dios.

Capilla de San Antonio de Padua, Italia
La resurrección no habría alcanzado un desarrollo suficiente maduro sino hasta inicios del siglo II antes de Cristo, justamente con la persecución de Antíoco Epífanes, contra los que se oponía a la helenización del pueblo de Israel. Por ello, al primer libro de las Sagradas Escrituras que hare referencia será Daniel 12, 1-3. Para Daniel el hombre vuelve a la tierra de la que fue formado, como vemos la idea del Sheol no está presente en Daniel. El hombre regresa del polvo de la tierra y se levantará del mismo. Se levantan todos, unos para la vida eterna, otros para el oprobio. Sin embargo, notemos que no se refiere a una situación general sino que afirma “muchos”.

Aunque debemos considerar que siguiendo a Isaías, los que resucitan no son los impíos, sino los justos. “Los muertos no vivirán, las sombras no se levantarán, pues los has castigado, los has exterminado y has borrado todo recuerdo de ellos (Isaías 26,14)”.  Daniel sitúa el acontecimiento al final de los tiempos. Después de este día glorioso, según esta visión apocalíptica, el resto santo volverá a formar un nuevo pueblo de Dios, en el que se retornará a un especie de estado original perdido. 

El segundo texto que consideraremos será el texto de segunda de Macabeos 2,23 s. El rey Antíoco quiere forzar a siete hermanos a violar la ley, sometiéndoles a distintos suplicios frente a su madre. Los hermanos, antes de morir, expresan su orgullo de padecer por las leyes y por Dios. Dos de los hermanos afirman su fe en la resurrección y le reprochan al rey: “tú criminal nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo, a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna” (7,9). Otro hermano proclama “es preferible morir a manos de los hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él; para ti, en cambio, no habrá resurrección a la vida” (7,14). Finalmente, la madre exclama: “Pues así el creador del mundo, (...) os devolverá el aliento y la vida con  misericordia, porque ahora no miráis por vosotros mismo a causa de sus leyes” (7,23). Como vemos, el texto de Macabeos afirma que la resurrección es sólo para aquellos que obran con justicia (cfr. Macabeos 12,38-42).

En el nuevo Testamento, la resurrección del redimido se funda a partir de la resurrección de Cristo; por ende, se entiende nuestra resurrección como consecuencia de la resurrección de Cristo y no separada de ella. El nuevo Testamento, siguiendo algunas líneas fundamentales del antiguo Testamento, afirma una resurrección para la vida o para la muerte (Jn 5,29) o una resurrección de los justos y de los injustos (Hech 24,15); y también, únicamente de los justos (Lc 14,14; aunque el texto no obliga a una interpretación exclusiva). En el nuevo Testamento (1Cor 15, 1Ts 4,16)  basado en una antropología unitaria se afirma la resurrección de los muertos, no se menciona la resurrección de la carne. Pablo, jamás hubiese usado el término resurrección de la carne, dado lo que significa carne en sus escritos. Así, siguiendo el nuevo Testamento, la tradición cristiana ha profesado siempre y a partir de los símbolos de fe, una resurrección final. Lo ha hecho ciertamente a través de un recorrido histórico no siempre unitario. Cuando la tradición avaló la resurrección de la carne, la aseveró justamente para atacar el gnosticismo, y es claro que con el término carne se está comprendiendo a todo el hombre.

Lo importante es señalar que la salvación (resurrección) significa alcanzar a Dios, estar con Cristo, participar de la vida divina.

Recordemos que para el cristiano, la muerte es morir con Cristo, así resucitar será resucitar con Cristo.
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