CHOLULA.- COHONESTAR, es un término o
verbo que acabo de aprender en el libro de Esteban David Rodríguez, titulado “LOS DUEÑOS DEL CONGRESO”, en el que
describe a las familias que han consumido sus vidas, viviendo en él y de él. En
este libro, nos dice que son 98 familias
las que han tenido el control de 509 posiciones legislativas, 37 de ellas, con
presencia en el Congreso de la Unión de 21 a 51 años (aparte de otros puestos
que han ocupado algunos).
Enlista a
algunas castas como las de Rojo Lugo, Figueroa, Vicencio, Beltrones,
Calderón–Zavala, Monreal, Sansores, Del Mazo, Rodríguez Alcaine, Pichardo,
Ortega Martínez, Bejarano-Padierna, etc. Y son quienes nos tienen, como nos
tienen, desde la segunda década de siglo pasado.
Sin que
quiera decir que no haya políticos actuales, hasta descendientes de los
criollos independentistas. Nada más de 1934 al 2018, fueron electos 10,047
diputados y 1493, han sido reelectos entre 1 y 7 veces.
Si
hiciéramos cuentas de lo que han costado al erario estas familias, y los
resultados de todos y cada uno en sus gestiones, el mundo entero se
sorprendería. Porque además esas posiciones han sido trampolín para enriquecerse.
A Grandes Males, Grandes Remedios
COHONESTAR,
es una palabra poco usada, pero demasiado practicada en su acepción. Se define
como tratar que algo malo parezca bueno.
Nuestros
gobernantes la usan mucho en su discurso, sin mencionarla. Hoy nos dicen que el
desplome del peso es bueno, porque x y z; bueno que el petróleo alcance su
precio real y la homologación del precio de la gasolina, etc.
Eso dicen y
quieren que creamos. Solo falta que el hambre sea buena, para no engordar. En
fin vivimos en el país del engaño. Si hubiera confianza, unión y liderazgo, el
mexicano más humilde respondería a cualquier llamado para vencer adversidades
(Como en Japón) pero así no.
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