CHOLULA.- Hablar con claridad y
franqueza, como lo hizo y exigió el Papa, de frente, mirando a los ojos, cara a
cara, da margen para abordar temas prohibitivos para un simple ciudadano, como
el que esto escribe.
El jalón de
orejas que dio a los obispos el segundo día de su visita a México, evidencia
que el manejo de la iglesia, ha estado mal, desde hace mucho tiempo. El alto
clero ya iba nuevamente por el camino de la deshumanización, como ha sucedido
reiterativamente durante los más de 500 años, desde que nos trajeron la
religión católica.
Se trata,
sí, de evangelizar, pero también de participar en los problemas graves que
aquejan a la sociedad. Con rezos y bendiciones, no se resuelve todo lo mundano,
sino ayudando directamente en dichos problemas.
Y sí se
puede, como cuando ayudaron a los americanos a invadir a México en 1847, bastó
un llamado para que nadie tocara a esos extranjeros y la invasión se consumó y
perdimos territorio.
No es la
doctrina lo que está mal, sino la administración. Recordemos la santa inquisición
y el problema de la pederastia, uno de los temas intocados por nuestro
visitante, la bendición de las narco pistolas y otras situaciones.
Lo Poco es Poco, Pero Nada, es Menos
Las visitas
de sus antecesores, nos trajeron oración y bendiciones, Francisco nos trajo
verdades antes no dichas y, aunque las dijo a sus obispos, replanteó el estado
general de los mexicanos con cada una de sus palabras, con sabiduría, realidad,
valentía y franqueza; pero además, trazó alternativas de solución, sobre todo morales
para ayudar a resolverlos; aquella moral que se ha olvidado, la que enseñaban
los padres y las escuelas: el respeto al semejante, a los mayores, al maestro,
a los padres, a la ecología; cuando el pecado no se evitaba por miedo, sino por
principios.
Pero hoy ni
clases de civismo hay en las escuelas. Fue un gran puntal que puso al
catolicismo mexicano; ojalá sea para bien y no para regresar a épocas
obscurantistas de tiempos pasados.
Ya es justo
que el clero se pongan al lado de los 55 000 000 de desprotegidos que hay, como
se los dijo, despojados de vanidades, de lo superfluo, para poder rendir buenas
cuentas a Dios, de sus rebaños.
La actitud
del Papa, incitó a la de todos, pero sí preocupa que haya negado el diálogo a
familiares de las muertas de Juárez y de los 43 de Ayotzinapa, así como abordar
la pederastia, el problema general de la mujer.
Hubiera
sacado tiempo del que duró en los saludos elitistas de políticos lucidores y
familiares, en sus llegadas y despedidas.
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