Por el
Escritor Francés Bordeaut
CHOLULA.-La mayor mentira, el máximo
miedo de la verdad consiste en la mentira contra la propia realidad, contra el
propio ser.
Esta es la
mentira de aquellos que se obstinan en vivir fuera de su propio puesto, fuera
de su lugar los que no queriendo reconocer sus propias capacidades y por ende
sus propios defectos.
Se empeñan
en mantener una vida completamente artificial y por lo mismo falsa.
Con una
conducta así, nada tiene de raro que el mundo camine a la deriva, que el mundo
de los valores sufra una total desviación cuyos frutos estamos recogiendo sobre
todo después de los estragos de la segunda guerra mundial, no solo en el campo
meramente material sino principalmente en el mundo de las conciencias en donde
la bancarrota de los valores es total.
Pero el
hombre al fin y al cabo mentiroso no quiere reconocerse así mismo, porque le
tiene miedo a la verdad y por tanto el problema se acentúa y cada vez la
solución parece más utópica.
“Todo hombre
tiende naturalmente a conocer” dijo el filósofo Aristóteles.
Pero también
todo hombre le tiene miedo a la verdad porque ni siquiera una vida teórica, una
vida cómoda en la que tan solo se gozara, olvidándose de que la felicidad y el
triunfo se alcanzan después del trabajo y la fatiga solo la felicidad que
cuesta, lo es.
Pero no
todos los hombres quieren reconocer esta verdad. Parece mentira que e nuestro
siglo XXI, en nuestra era atómica, como se dice ahora, cuando tan solo se habla
de progreso y de adelantos.
Cuando el
hombre ha alcanzado alturas insospechadas para la generación que nos precedió
cuando todo dice progreso y más progreso el hombre siga teniendo miedo a la
verdad.
Realidad paradójica
la de nuestra realidad contemporánea. Y la causa de que se acentúe el mal se
estriba precisamente en que el hombre se ha olvidado de equilibrar sus dos
principios constitutivos.
Razón y
materia deber ser las dos alas con las que el hombre se lance a la conquista de
su propia perfección.
Pero dos
alas que deben agitarse al unísono para
no caer en el error de tantos que habiéndose internado en el campo de las
ciencias han llegado a alturas pero que se han olvidado del sentido de lo
humano, razón por la cual asistimos a tantas derrotas de quienes encumbrados en
las altas esferas de la especulación se olvidan de que vive en un mundo
material y al volver a la realidad de la propia existencia el choque es
inevitable y por consiguiente el desequilibrio que tal conducta origina trae
como consecuencia el desconocimiento de la propia vida.
¿Qué opina,
usted mi estimado lector
Pensamiento:
Ninguna mujer, ni ningún hombre, está obligado a ser famoso ni ser rico, pero
si a ser honrado. Séneca.
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