* Son menos
las llamadas “cacahuateras”
Por
Epigmenio ROJAS CASTRO

En un pasado
las “posadas”, motivo de reunión familiar y de amistades, los participantes
tenían que cantar la letanía, luego pedir la posada entonando los versos que
han venido de generación en generación desde tiempos inmemorables, se cantaban
versos los anfitriones, alusivos a que dieran la colación o proceder a romper
la piñata, la cual estaba llena de fruta de temporada, como naranjas, cañas,
jícama, sin faltar los cacahuates y los tejocotes. Las piñatas eran elaboradas
con ollas de barro, forradas de papel periódico.
Al terminar
de romper la piñata o piñatas, los organizadores de la “posada” ofrecían a los
invitados los aguinaldos, en canastitas de cartón, bolsas de papel o de
celofán, en donde había dulces de diversas formas y sabores, y no podían faltar
los sándwiches, o los pambacitos rellenos de frijoles refritos con queso y
chipotle, o algún otro antojito, y para no sentir tanto el frío una bebida
caliente, como el ponche de frutas, al que algunos adultos le ponían su
“piquete”, un chorro de alcohol de su agrado.
Hoy en día,
son menos quienes las desarrollan de esa manera, omiten el pedir posada, raro
es quien ofrece aguinaldos, la piñata, si es que hay, está elaborada con papel
que forra un globo, el cual le da la forma, o cartón, lo que hace difícil que
los pequeños las puedan romper con cierta facilidad, y la fruta, ya no se pone
porque con tanto garrotazo, se despedaza, así que lo actual son dulces y
frituras en bolsas de celofán.
Para seguir
con la fiesta, refrescos para los pequeños y alcohol sin medida para los
adultos. Todo va cambiando con el tiempo y la globalización.
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