* Le
pidieron a Daniel Minto, regrese lo que es del templo
* Lo dejó bañado en
sangre
Por
Epigmenio ROJAS CASTRO
CHOLULA.- El presidente de la Hermandad
de Cargadores de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, quedó bañado en sangre
y con lesiones en la cara, al ser agredido por quienes durante años, tuvieron
la misma responsabilidad, siendo el motivo de la agresión de parte de los
Minto, el que les pidiera la víctima regresen lo que es propiedad del templo.
La mañana
del pasado martes, al filo de las 8.30 horas, el templo de San Pedrito, fue
escenario de la violencia y su piso se manchó de sangre, cuando al templo llegó
Daniel Minto, quien junto con su familia, por años estuvo con la responsabilidad
del cuidado de este templo, como presidente de la Hermandad de Cargadores de
Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, desarrollando una labor para poder
darle el mantenimiento que le hacía falta.
Al estar en
el interior del templo se le acercó Efrén Mancilla, quien aprovechó la ocasión
para pedirle de nueva cuenta devuelva todo lo que se llevó del templo, de
acuerdo al inventario que existe, petición que le causó indignación a Daniel
Minto, quien le dijo que lo molestara, que no iba a regresar nada. Acto seguido
se levantó, salió de esa área y se fue a meter al patio, pretendiendo ingresar
a la sacristía, por lo cual Efrén Mancilla, se lo impidió, le dijo que no tenía
permiso para poder entrar, además de que no era bien recibido.
Dichas
palabras lo hicieron perder el control y le tiró u golpe al rostro, teniendo
como contestación que pro respeto al templo y a su edad, no le respondía,
Daniel Minto indignado se salió del templo.
No pasaron
muchos minutos cuando llegó su hijo Arturo Minto quien le indicó a Efrén, si
estaba buscando un hombre ahí estaba él, y le empezó a tirar de golpes, que
trataba de esquivar Efrén, quien lleva desventaja por su corta estatura en
relación a la de Arturo, además del peso físico.
Finalmente
los puñetazos que tiraba Arturo Minto, hicieron blanco en el rostro y cuerpo de
Efrén, quien quedó bañado en sangre que brotaba de la nariz, de la boca y la
frente y los ojos se le empezaron a inflamar.
Consumada la
agresión, muy dignos padre e hijo se retiraron del templo, el cual quedó
manchado de sangre.
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