CHOLULA.- Desde esta modesta columna,
quiero hacer una observación, junto con una sugerencia: se supone que las
campañas políticas son para desplegar propuestas, intenciones, ideologías,
colores, etc. y hasta lo que no se vale.
Terminado
ese periodo, los elegidos toman posesión para gobernar a todos. Es decir, se
deben arriar las banderas partidistas y, como producto de la contienda
electoral, ungirse para gobernar a los ciudadanos, independientemente del
partido político que militen.
Eso dice la
ley y la ética política, eso sería lo correcto, pero… en una gran cantidad de
municipios, lo primero que hacen las autoridades y durante toda su gestión, es
pintar todo con los colores de sus partidos, hasta las escobas. Llega el
siguiente y hace lo mismo, aunque no compagine a veces con los originales de
algunos pueblos mágicos.
Para la
señalización vehicular, hay normas, algunas internacionales, para su
elaboración, tanto en tamaño, colores y diseño.
Hay Tiempo de Echar Cohetes y Tiempo de Recoger Varas
Ahora bien,
hay tiempo para todo. Pero ya dentro de una gestión en marcha, aplicar colores
preferenciales, no es otra cosa que publicidad partidista pura y proselitismo,
lo que no se vale y según se sabe, está penado.
Porque
además, se realiza con recursos de los presupuestos municipales. Ni modo que la
pintura la pongan los partidos o los funcionarios, y la sociedad no está para
gastar en contentillos partidarios.
Estamos de
acuerdo en el mantenimiento que se debe dar a la infraestructura y bienes
municipales, pero sin exageraciones, respetando los colores acordes con los
usos, costumbres y tradiciones de los pueblos y no con el fin específico de
promocionar sus partidos.
Eso se debe
reglamentar, ya que tanto interés ha despertado la próxima justa electoral, la
que honestamente creemos, será un parte aguas, ante tanto engaño, corrupción,
desconfianza, cinismo y otras cualidades de nuestros políticos actuales, que
salieron más bravos que los que rodeaban a don Porfirio.
Están
sublimados, han logrado la perfección de lo que no se debe hacer por un
gobierno.
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