CHOLULA.- El lugar más sublime donde
Dios habla a los hombres, es sentados a los pies del maestro, mi gran maldad
tomó Jesús y la llevó sobre la cruz, por él tan solo salvo soy, y redimido al
cielo voy, por todo el mundo él murió por ti, por mi su vida dio y por su
sangre hay salvación y pro su gracia y por su sangre y por su gracia hay
perdón, orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo. No es
que se necesite esto para que Dios sepa lo que somos, sino a fin de
capacitarnos para recibirle. La oración
no baja a Dios hacia nosotros, antes bien nos eleva a él. Nuestro padre celestial está esperando para
derramar sobre nosotros la plenitud de sus bendiciones. Es privilegio nuestro
bebe abundantemente en la fuente de amor infinito ¡Cuán extraño es que oremos
tan poco! Dios está pronto y dispuesto a oír la oración de sus hijos y no
obstante hay de nuestra parte mucha vacilación para presentar nuestras
necesidades delante de Dios, ¿Qué pueden
los ángeles del cielo pensar de unos
seres humanos pobres y sin fuerza, sujetos a tentación y que sin embargo oran
tan poco y tienen poca fe, cuando el gran Dios lleno de infinito amor se
compadece de ellos y está pronto para darles más de lo que pueden pedir o
pensar? Los ángeles se deleitan en postrarse delante de Dios y estar cerca de
él. Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús y hallaron al
hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús,
vestido y en su cabal juicio; y tuvieron miedo, Lc. 8-3-5.
El lugar del
perdón, y estando detrás de él, a sus pies, llorando, comenzó a regar con
lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos, y besaba sus pies, y los
ungía con el perfume, Lc. 7-3. 8.
Y vuelto a
la mujer; dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Estaré en tu casa, y no me diste agua
para mis pies, más esta ha regado mis
pies con lágrimas, Lc. 7-4.
Y a ella le
dijo: Tus pecados te son perdonados, Lc. 7-4 8. Es el lugar de sanidad, y se le
acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, y los sanó. Lc. 15-36.
Es lugar para
aprender, ellos lo dijeron: Podemos, Jesús les dijo: a la verdad del vaso que
yo bebo, bebería, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis
bautizados, Mr. 10-39.
Es lugar de
oración y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo, y luego
que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está
agonizando, ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá, Mr.
5-22-23.
Es lugar
para agradecer.- Y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias, y este
era samaritano, Lc. 17-16. Es lugar de descanso.- Y salieron a ver lo que había
sucedido, y vieron a Jesús y hallaron al nombre de quien habían salido los
demonios, sentados a las pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio, y
tuvieron miedo, Lc. 8-35.
Es lugar de
consuelo.- María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus
pies, diciéndole: Señor si hubieses estado aquí no habría muerto mi hermano,
Jesús entonces al verla llorando, y a los judíos que le acompañaban, también
llorando se estremeció en espíritu y se conmovió, Jesús, profundamente
conmovido ora vez, vino al sepulcro, era una cueva y tenía una piedra puesta
encima, y el que había muerto, salió, atadas las manos y los pies con vendas, y
el rostro envuelto en un sudario, Jesús le dijo: Desatadle, y dejadle ir, Jn.
11-3 2-33-3 8-44.
Es lugar de
adoración.- Cuando le vi, caí como muerto a sus pies; y él puso su diestra
sobre mí, diciéndome, no temas; yo soy el principio y el último, Ap. 1-17.
Hay ciertas
condiciones con las cuales podemos esperar que Dios oiga y conteste nuestras
oraciones. Una de las primeras es que sintamos necesidad de la ayuda que él
puede dar, nos ha dejado esta promesa; regaré con agua la tierra sedienta y con
arroyos el suelo seco, los que tienen hambre y sed de justicia, los que
suspiran por Dios, pueden estar seguros de que serán saciados, antes mi alma
triste fue, ahora con Cristo, gozo hallé y por la gracia que él me da, yo muy
feliz le alabo ya, de mi pecado libre estoy por Jesucristo justo soy, por mí su
sangre él derramó, en dura cruz por mi
murió. Dios te ama.
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