
Este viaje
duraba cuatro días. Al llegar a su destino, el viajero ofrecía obsequios a los
señores del Mictlán: Mictlantecuhtli (señor de los muertos) y su compañera
Mictecacíhuatl (señora de los moradores del recinto de los muertos).
Estos lo
enviaban a una de nueve regiones, donde el muerto permanecía un periodo de
prueba de cuatro años antes de continuar su vida en el Mictlán y llegar así al
último piso, que era el lugar de su eterno reposo, denominado “obsidiana de los
muertos”.
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