Nuestro Propósito

CHOLULA.- Propósito, aquello que uno se propone hacer objetivo y finalidad en la vida que le conviene, siendo adecuada y oportuna para el fin que destina, trabajar, prepararse en conocimientos estudiando para salir adelante siendo, triunfador, hay varios propósitos, un día admitimos algo nos falta, él sugiere, algo anda mal, nos  esforzamos más, nuestros esfuerzos y propósitos, no dan resultados, finalmente admitimos necesitamos ayuda, personas bien intencionadas ofrecen ayuda. Hay enfoques inofensivos, el propósito para vivir ha sido hasta cierto punto bueno en las cosas materiales, hemos estado viajando por caminos ásperos durante largo tiempo, supongamos hemos corrido en dirección contraria, problemas, dificultades han comenzado, seguirán amontonándose, admitimos no estar equivocados, seguimos adelante, encontramos algo se ha contaminado, al final se encuentra uno exhausto, “me levantaré y caminaré en dirección correcta, gozosos y entusiastas formemos su legión, siguiendo su bandera con todo el corazón, por él es nuestro esfuerzo, le damos nuestro ser, y vamos adelante seguros de vencer, fundados en su gracia podemos trabajar, su nombre confesando, luchando sin cesar, jamás nos abandona. Él es nuestro sostén, nos lleva a su morada, nos guarda, el sumo bien, nuestro propósito en esta vida en el lugar donde te encuentres es glorificar a Dios. Porque habéis sido comprados por precio, glorificad, pues, a Dios, en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Idos, I. CO. 6-20.

En esto es glorificando mi padre en que llevéis mucho fruto, y seréis así mis discípulos, Jn. 15-8.

La gloria de Dios es una manifestación de su presencia podemos y debemos arrepentirnos de nuestros caminos egoístas, escogiendo el camino correcto, viviendo por nuestra fe en él, “él es el camino, la verdad y la vida”. Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad nos hace libres, y si  morimos en Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere, la muerte no se enseñorea más de él, porque en cuanto murió, el pecado murió, una vez por todos, más en cuanto vive, para Dios vive, RO. 6-8-9-10.

Ahora bien no reine el pecado en nosotros, para no caer y obedecer a lujurias ¿De quién es esta responsabilidad? La responsabilidad es nuestra. Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos  mismos a vosotros a Dios como vivos en entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia, Ro. 6-13.

Nuestros cuerpos no deben ser presentados al pecado, nuestros cuerpos no son para servir al pecado si lo haces, e tu cuerpo físico es pecado, ofrezcamos nosotros mismos a Dios ¿por qué? Porque le pertenecemos a él, somos cultura y creencia e identidad de las cosas que hacemos como hijos de Dios, hay nuevas identidades, de manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne ya no lo conocemos así, de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas, 2. CO: 5-16-17.

San Pablo dice: gemimos, deseando ser revestidos de aquella  nuestra habitación celestial, algún día si perseveramos fieles a él, pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al señor, 2, CO. 5-8.

Mientras estamos e la tierra necesitamos cuerpos físicos, San Pablo sigue diciendo: Se siembra en cuerpo corruptible, se resucita en cuerpo incorruptible. Así también en la resurrección de los muertos, se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción, se siembra en deshonra, resucitará en gloria, se siembra en debilidad, resucitará en poder, se siembra cuerpo animal resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual, I. CO. 15-42-43-44.

Nuestro cuerpo no, la carne y la sangre no heredarán el reino de Dios, pero esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda, la incorrupción, I. CO. 15-50.

Lo que es mortal es corruptible, el señor nos manda ser buenos con nuestros propios cuerpos, empelarlos únicamente para bien de todo. Dios nos ama.