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La División

Written By Unknown on domingo, 20 de septiembre de 2015 | 18:45



CHOLULA.- ¿A dónde podré esconderme del mal y del error? o ¿Quién podrá ocultarme de eterna condenación? En las heridas de Jesús, seguro amparo encontraréis ¿A dónde hallaré consuelo, que el mundo no me da? La división es considerable (dividir=partir, separar, repartir, desunir). Las causas de la división, el hombre faccioso, al hombre que cause divisiones después de una y otra amonestación deséchalo, Tit. 3-10.

La perversión de las escrituras,. No hay otro evangelio “estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciaré otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema, como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema, pues ¿Busco ahora el favor de los hombres o de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo, Ga. 1-10.

Las gentes inclinadas a la carnalidad.- Porque sois carnales; pues habiendo división entre vosotros, celos, contiendas y disensiones ¿No sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno, yo ciertamente soy  de Pablo, y el otro: Yo soy de Apolos ¿No sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo y que es Apolos? Servidores pro medio de los cuales, habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios, así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento, y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor; porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios, I. Co. 3 al 9.

Los que no obedecen a la verdad.- Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia, RO. 2-8. 

Los que expresan mal de la verdad.- Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo; como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun se negaran al señor que los rescató, atrayendo sobre si mismos destrucción repentina y mucho seguirán sus desilusiones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 2. P. 2-1-2.

La división es pecado.-  Las facciones y los partidos son frutos de la carne, y manifiestas son las obras de la carne que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, discusiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgias, y cosas semejantes, a estas acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredaran el reino de Dios, Gá. 5. 19-20-21.

La división está condenada.- Os ruego, pues, hermanos por el nombre de nuestro señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuiste bautizado en el nombre de Pablo? 2. CO. 1-10-13,

La división es carnal.- Porque aún sois carnales, pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿No sois carnales, y andáis como hombres?  Co. 3-3.

El hombre faccioso debe ser desechado.- Al hombre que cause divisiones.- Más os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apareis de ellos, porque tales personas no sirven a nuestro señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan a los corazones de los ingenuos, RO. 16-17-18.

Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y sus perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas, Neh. 9-11.

¿A dónde hallaré refugio de la tempestad del mal ¿A dónde hallaré consuelo que el mundo no me da? Oh quien podrá librarme del juicio que vendrá, Oh quién podrá librarme de eterna perdición.
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