CHOLULA.- ¡Ven Cristo, ven pronto! Tú pueblo te espera, tú trono establece,
tú debes reinar, deseamos justicia y paz verdadera, y en toda la tierra tu ley
acatar sobre el divorcio. Divorcio separación judicial de dos casados,
enseñanza del Antiguo Testamento, sobre el divorcio, a los judíos se les
permitía echar a sus esposa mediante la carta de divorcio: Cuando alguno tomara
mujer y se casare con ella, si no agradece por haber hallado en ella alguna cosa
indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la
despedirá de su casa.
Y salida de su casa, podrá ir a casarse con otro hombre, pero si la
aborreciere este último, y le escribiere carta de divorcio, y se la entregare
en mano, y la despidiere de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que
la tomó por mujer, no podrá su primer marido, que la despidió volverla a tomar
para que sea su mujer, después que fue envilecida, porque es abominación
delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tú Dios te da pro
heredad, Dt. 24- 1 al 4.
Sobre el divorcio él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón
Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres, más al principio no fue así,
Mt. 19-8. Dios aborrece el repudio: Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que
él aborrece el repudio, y el que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de
los ejércitos guardados, pues, en vuestro espíritu, y no seas desleales, Mal.
2.16.
La carta de divorcio se daba a causa de la dureza del corazón del
judío. Enseñanza del Nuevo testamento, tocante al divorcio, el matrimonio es un
vínculo de por vida: Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para
tentarle si era lícito el marido repudiar a su muer, él respondiendo les dijo:
¿Qué os mandó Moisés? Ellos dijeron: Moisés permitió dar cartas de divorcio, y
repudiarla, y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os
escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los
hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer. Y los dos serán una sola carne, así que no son ya más dos, sino uno, por
tanto lo que Dios junto, no lo separe el hombre, Mr. 10-2 al 9.
Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste
vive, pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido; así que,
si en la vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera, pero su
marido muriere, es libre de esta ley, de tal manera que si se uniere a otro
marido, no será adultera, Ro. 7-2-3.
La fornicación es la única causa válida para el divorcio, oíste que
fue dicho: No cometerás adulterio, pero yo os digo que cualquiera que mira a
una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu
ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que
se pierda uno de tus miembros, y no todo tú cuerpo sea echado de ti, pues mejor
te es que se pierda uno de sus miembros, y no tú cuerpo sea echado al infierno.
También fue dicho: cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio,
pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de
fornicación, hace que ella adultere, y el que se casa con la repudiada, comete
adulterio, Mt. 5-27 al 32.
Y le dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra,
comete adulterio contra ella, y si la mujer repudia a su marido y se casa con
otro comete adulterio, Mr. 10-11-12. Una pareja que se case después de haberse
divorciado de manera anti-escritural comete adulterio. Todo el que repudia a su
mujer, y se casa con ora, adultera, y el que se casa con la repudiada del
marido adultera, Lc. 16-18. Los adúlteros serán juzgados: Honroso sea en todos,
el matrimonio, y el lecho sin mancilla, pero a los fornicarios y a los
adúlteros los juzgará Dios. He. 13-4. Los adúlteros no heredarán el reino de
Dios ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios ¿No sabéis que
los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis, ni los fornicarios, n
los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, no los que se echan con
varones, I. Co. 6-9-10. La separación es permitida cuando a ambos les resulta
imposible vivir juntos. Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no
yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido, y si separa, quédese
sin casar o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
Co. 7-10-11.
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