CHOLULA.- El periodismo es una
actividad demasiado peligrosa, en este país, se presume mucho sobre la libertad
de expresión, de los derechos humanos, de la transparencia, del derecho a la
información, etc. pero todo es una falacia. En el papel, sí está plasmado, pero
dista mucho de la realidad.
En este año,
han sido asesinados con toda la impunidad del mundo varios periodistas, en
Veracruz cayeron Moisés Sánchez, Armando Saldaña y Juan Mendoza; en Oaxaca,
Abel Bautista y Filadelfo Sánchez y en Guanajuato Gerardo Nieto.
En
agresiones, nuestro Estado de Puebla se encuentra en el tercer lugar nacional,
solo superado por Guerrero y el D. F., afortunadamente no han sido más que eso:
agresiones, para tratar de intimidar a los trabajadores de la prensa, sobre
todo a los independientes sin compromiso.
Las
ambiciones políticas, agravan el riesgo y más cuando las pretensiones son de
altos vuelos.
Quien Siembra Vientos, Cosecha Tempestades
En este
sexenio hemos visto tantos errores sobre muertos y desaparecidos, que aunque en
el de Calderón hubo más, hoy han sido más notorios, por la intervención de
instituciones del gobierno.
Está el caso
de Tlataya, el de Apatzingán, el de Tanhuato, Ayotzinapa, otro de Apatzingán,
el incendio de un asilo, etc., y los que se acumulen en la semana.
Lo grave del
asunto es que las investigaciones no avanzan y la sociedad se cansa. Lo
graneado menor, ya poco interesa, como que la noticia se centra en los muertos al mayoreo.
Un
periodista ya no se toma en cuenta, todo es según la cantidad, pero que también
se olvida, ya nos estamos acostumbrando a asimilar las cosas como algo normal.
¿Quién se
acuerda de la guardería ABC? ¿De los muertos de San Juan Ixhuaxtepec? ¿De la
masacre del 68 y del Jueves de Corpus? ¿O de Chalchihuapan, Acteal, Aguas Blancas?
tantos y tantos crímenes que han quedado impunes y en el olvido, como quedarán
los que hoy se reclaman, entre ellos los de los periodistas desaparecidos y
asesinados por balas oficiales y no oficiales.
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