CHOLULA.- Quienes saben de
alimentación, recomiendan que algunas frutas se coman con cáscara, de donde se
obtienen muchos nutrientes y fibra. Nada más que hay un pero; y vamos a poner
por ejemplo la manzana; esa fruta roja, brillosa, que denota frescura y que dan
ganas de darle una buena mordida, aunque vaya de por medio la dentadura o se
deje incrustada la prótesis dental.
Bueno, pues
la realidad es que en el brillo estriba el problema para no hacerlo. La mayoría
de los productores, con el fin de lograr mejor apariencia y durabilidad, le dan
un baño de cera de abeja. Desgraciadamente, otros en vez de cera, le ponen
silicón, el cual es más barato y más fácil de aplicar, sin importarles el daño
que ocasionan al consumidor. Recordemos las “pompis” de Alejandra Guzmán.
No se Vale Gato por Liebre
En Canadá lo
comprobaron fácilmente y nosotros podemos imitarlo: 1.- con un cuchillo o
navaja, raspe sutilmente la superficie de una manzana; 2.- ponga la raspadura
en un recipiente; 3.- con una flama, trate de prender la raspadura.
Si es cera,
se derretirá y su olor es conocido; si es silicón, arderá y despedirá un olor
desagradable (en Canadá lograron 16 gramos por manzana). Esto y otras cosas,
nos venden para comer (clembuterol, insecticidas, plaguicidas, heces, etc.) con
la complacencia o nula vigilancia de las autoridades sanitarias. Por lo pronto,
lo mejor es pelar las frutas, o checarlo.
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