CHOLULA.- Por fuera del reclusorio de
Cholula, sobre todo los días de visita, todo se remueve al ver los rostros de
quienes acuden a tratar de ver a sus familiares. Se nota la desesperación e
impotencia aunque no se sepa el por qué; de las esposas que acuden con sus pequeños;
de las madres de cabello cano, el hermano (a), hijo (a) o padre.
El semblante
de todos ellos denota tristeza. Son muchas las adversidades que en un momento,
voluntaria o involuntariamente, nos cambia la vida y se arrastra consigo a los
seres queridos.
Es triste y
trágica la situación de cada uno de ellos, que se adivina, más cuando se paga
una pena sin ser culpable, que debe haber muchos y que por falta de dinero, son
sentenciados, pues en México es famoso aquello de que las leyes se aplican a los
pobres, con todo rigor.
El ojo ve Todo, Menos a sí Mismo
Si la
justica en México, fuera pareja, muchos juzgadores estarían tras las rejas.
Sabemos, que para todo, se requieren medios para corromper obligadamente a los
funcionarios que manejan la justicia.
Lla
corrupción es ya parte de cualquier juicio y el dinero, el elemento natural.
Solo los que “vuelan alto”, ni siquiera son juzgados o si lo son, los absuelven
y hasta los premian devolviéndoles lo que les habían decomisado y por cárcel el
mundo, para disfrutar su riqueza.
¿Para qué
hacen leyes en el palenque legislativo si nunca son para todos? pero en los
penales ¿Quién sufrirá más, los de adentro o los de afuera?
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