CHOLULA.- Nos han querido endilgar como
dogma, la pureza de nuestro ejército nacional, sí es una de las instituciones
más confiables entre las demás, pero dista mucho de lo otro.
Recordemos
que la renuncia de don Porfirio, no duró mucho, ni fue tan difícil, a pesar de
la blandidéz de Madero, sin embargo, fue el ejército, representado por
victoriano huerta, que nos sumergió en una lucha fratricida, que se prolongó
mucho y con caudillos, militares, cuyo objetivo fue la pretensión del poder;
con excepción de Zapata, quien tenía como doctrina, la justicia y la
reivindicación de los derechos de la tierra.
Fue una
lucha sangrienta de todos contra todos. El verbo “carrancear” surgió entre el
pueblo, por los desmanes que cometían los soldados constitucionalistas. Fue un
periodo de traiciones y asesinatos, como nunca.
Aun nos Sube Algo de Agua al Tinaco
Recordamos
que en los pueblos, cuando llegaban los destacamentos, se impregnaban las
calles de olor a petate quemado, o en los trenes. También recordamos maderas,
temóchic, aguas blancas, etc.; tlatelolco, el jueves de corpus, que aunque de
civiles, fue el ejército el ejecutor, entre otros casos, quedando pendiente lo
de Ayotzinapa.
Habrá que
reconocer sus buenos méritos, pero no podemos decir lo de Pablo Macedo a Díaz:
“con Ud. hasta la ignominia”.
0 comentarios:
Publicar un comentario