POR ENRIQUE
RUIZ VILLASEÑOR***
CHOLULA.- Estimado lector, sabemos los
datos, sabemos cuál es el elemento que nos falta (si no nos faltara un elemento
no estaríamos hablando de un problema) y sabemos cuáles son las condiciones que
tiene que cumplir la solución para que sea válida.
Dani estaba
prácticamente en la ruina. Su tienda de electrodomésticos se estaba hundiendo
debido a la cercanía de un nuevo y poderoso centro comercial. Las ventas habían
caído en picado. Su tienda ya no era rentable. Era evidente que tenía un
problema, no vendía lo suficiente como para mantener el negocio. Los datos eran
que su facturación había descendido en un 85% en los últimos tres meses y que
estaba a punto de despedir al 95% de la plantilla. Las condiciones que tenía
que cumplir la solución pasaban por no tener que despedir a nadie (casi toda su
plantilla tenía una antigüedad de más de 25 años en la empresa, formaban parte
de su núcleo de amistades y despedirlos iba en contra de sus valores más
profundos). Dani sabía que podía vivir el resto de su vida si vendía el local
en el que estaba la tienda, pero, ¿cómo salvar la tienda y evitar los despidos?
El siguiente
paso es buscar las relaciones que existen entre los distintos elementos que
forman el problema. Dani sabía que su problema venía de la competencia desleal
del gran centro comercial. Dani estaba viendo cómo muchos otros negocios de la
zona estaban cerrando sus puertas. Uno tras otro, los comercios de la zona
estaban cerrando. El siguiente sería el suyo. Era un problema de competencia,
pero no era un problema de precios, ya que el centro comercial tenía unos
precios más elevados. Sin embargo, la publicidad del centro comercial daba a
entender lo contrario. Su tienda estaba en la mejor zona comercial de la ciudad
y su atención al público era muy personal y de gran calidad. Sus empleados eran
fieles y muy profesionales ¿Qué podía hacer?
Una cosa es
comprender el problema y otra muy diferente es pasar a la acción para encontrar
una solución al problema. Generalmente no se pasa con facilidad de lo uno a lo
otro. A veces lleva mucho tiempo. A veces es consecuencia de una idea genial
que aparece de repente. Pero las ideas geniales suelen ser fruto de la
experiencia. Y Dani tenía mucha experiencia en la venta de electrodomésticos.
Dani se puso
a pensar y comprendió que su problema no era la competencia del centro
comercial, sino que su tienda utilizaba un modelo de venta que había servido en
el pasado, pero ya no servía para la realidad actual. ¿Había algo en su
experiencia anterior que le pudiera ayudar a resolver su problema presente?
Dani comenzó
a trabajar con diecisiete años vendiendo con un sistema de puerta a puerta. Era
un trabajo duro, con docenas de rechazos diarios. Cuando pudo, montó su primera
tienda. Ya no tenía que salir a buscar a sus clientes, los clientes entraban
solos.
Dani
estableció un plan. Reunió a su veinte empleados (vendedores, transportistas e
instaladores) y les planteó un reto. Así que los empleados de Dani salieron a
la calle y comenzaron a visitar uno por uno a todos los clientes que habían
comprado algo en los últimos diez años. Les preguntaban sobre su satisfacción
con el producto y con el servicio y les daban información sobre nuevos
productos, comparativas de precios, facilidades de pago, ofertas para renovar
los electrodomésticos, regalos…
Comenzaron a
vender de nuevo. Mucho más que antes. Primero tenemos que comprender el
problema, cuáles son sus elementos y cuál es exactamente el elemento que nos
falta para resolver el problema. Después tenemos que establecer relaciones
entre los datos que conocemos del problema. En tercer lugar tenemos que revisar
en nuestra experiencia si existe alguna solución anterior que se pueda aplicar
a nuestro problema actual. En cuarto lugar tenemos que establecer un plan de
acción. En quinto lugar tenemos que poner en marcha nuestro plan de acción.
Finalmente tenemos que revisar la ejecución del plan y cambiar de forma
flexible todos los elementos que sea necesario.
La araña
sabe que los deseos no son realidades. Cuando se da cuenta de que su presa se
ha escapado, se agazapa y espera tranquilamente a que otro mosquito más
despistado caiga en la telaraña. El mosquito sabe que un necio hace al final lo
que un cuerdo hace desde el principio: utiliza su experiencia para no volver a
caer en otras trampas.
Te agradezco
tu tiempo y no dudes en llamarme si quieres algún consejo.
*** ENRIQUE
RUIZ VILLASEÑOR es economista de la Universidad de las Américas Puebla, tiene
estudios de economía en STATE UNIVERSITY OF NEW YORK, Maestro en Alta Dirección
de Empresa por el IPADE, ha sido catedrático de la BUAP, IBERO, UDLAP y UPAEP.
También ha colaborado como columnista del Periódico “El Financiero Golfo
Centro” y es orgullosamente Cholulteca.
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