POR ENRIQUE
RUIZ VILLASEÑOR***
CHOLULA.- En la zona en la que vivo
todavía quedan algunas pequeñas tiendas que luchan desesperadamente por no
cerrar, ante la competencia de los hipermercados y de los grandes almacenes. El
otro día pedí en la única frutería que queda abierta un kilo de peras. Cuando
llegué a casa me di cuenta de que me habían metido varias peras medio podridas.
Metí las piezas podridas en una bolsa y se las llevé al frutero.
Le dije:
—Si quieres
sobrevivir tienes que esmerarte en la atención al público y en la calidad, ya
que en precio no puedes competir. Si fallas en ambas cosas, tratando de
“colarme” fruta podrida, tus días están contados.
El frutero
se quedó mudo, sin comprender de qué le estaba hablando. Hijo y nieto de
fruteros, él había aprendido que tenía que deshacerse de las piezas de fruta y
verdura medio podridas, escondiéndolas entre otras en buenas condiciones. Eso
era válido antes, cuando no había competencia, cuando las fruterías del barrio
tenían unos precios y unas calidades similares, pero no es válido en la actualidad,
cuando la competencia es a muerte. Ahora, es evidente que una pequeña tienda
sólo puede competir si su atención al público es exquisita y si su calidad está
por encima de la que ofrecen los grandes almacenes.
Y es que,
para su desgracia o para su fortuna, dependiendo de las decisiones que tome en
los próximos días, acaban de abrir unos grandes almacenes muy cerca de su
frutería. Será una bendición si sabe establecer la diferencia con el gran
almacén en cuanto a calidad y atención al público. Será su ruina si sigue
manteniendo los mismos esquemas que en el pasado.
Todo esto
viene a cuento de que cuando quieres cambiar tu estilo personal de pensamiento,
la calidad es algo importante. Calidad es añadir Valor a cualquier cosa que
hagas. Una persona que usa su inteligencia de forma operativa trata por todos
los medios de mejorar su estado actual a un mejor estado y hace un esfuerzo
deliberado por mejorar la calidad de la situación, la calidad de la vía de la
que extrae información.
El punto
clave no es si en un asunto determinado tu decisión es acertada, sino si tu
estilo global, es decir, la política deliberada que pones en marcha de forma
continua, te lleva hacia la búsqueda de la calidad en todo aquello que haces.
La calidad
es una opción, un asunto de estilo. Sólo si entiendes en qué consiste el
proceso de añadir valor vas a poder entender cómo hacer para cambiar y mejorar
tu propio estilo de pensamiento.
La calidad
es mejorar. La calidad es ir hacia la excelencia general. El hábito de la
calidad es el hábito de encontrar mejores caminos, mejores opciones, mejores
posibilidades, mejores visiones, mejores resultados, mejores actitudes, mejores
opiniones, mejores formas de vivir.
Aristóteles
dijo: “¡La calidad no es un acto, es un hábito!”. Sólo si puedes añadir mejores
alternativas a todo lo que haces podrás añadir valor a tu vida.
¿En qué vas
a aumentar la calidad en tu vida profesional hoy? ¿Vas a dar mejor atención a
los clientes?, ¿vas a atender mejor a tus compañeros de trabajo?, ¿vas a elevar
tu nivel de exigencia en el proyecto que tienes entre manos? ¿Vas a aumentar tu
rendimiento?
¿Y en tu
vida familiar? ¿Cómo vas a aumentar la calidad de atención a tu pareja, a tus
hijos, a tus padres o a tus hermanos?
Te agradezco
tu tiempo y no dudes en llamarme si quieres algún consejo.
*** ENRIQUE
RUIZ VILLASEÑOR es economista de la Universidad de las Américas Puebla, tiene
estudios de economía en STATE UNIVERSITY OF NEW YORK, Maestro en Alta Dirección
de Empresa por el IPADE, ha sido catedrático de la BUAP, IBERO, UDLAP y UPAEP.
También ha colaborado como columnista del Periódico “El Financiero Golfo
Centro” y orgullosamente Cholulteca.
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