La ciudad de
los Dioses
Tercera
Parte
Por Ing.
Julián ROMERO TEHUITZIL
CHOLULA.- El túnel es una
representación simbólica del inframundo”, creen los arqueólogos
Ni en esta
excavación ni en todas las que se han llevado a cabo en esta zona arqueológica
han sido encontrados restos de ningún gobernante, sólo esqueletos de individuos
sacrificados para alimentar a los dioses con su sangre, pero no de los que
dirigieran la que fue una de las mayores ciudades de Mesoamérica durante la
época prehispánica, con más de 200.000 habitantes.
Por esta
razón, y por los objetos que se están encontrando, es posible que en esas
cavidades que hasta ahora solo han sido vistas por el robot se encuentren los
restos de los gobernantes o, si no, algún otro descubrimiento notable.

Desde el
inframundo: La antropóloga explicó que los teotihuacanos realizaban los ritos
más importantes bajo tierra, en el inframundo, ya que cuenta la leyenda que
allí es a donde se fue la serpiente emplumada a recuperar los huesos humanos,
nacieron los hombres y se inició el tiempo.
El arqueólogo
Gómez añadió que se cree que en estos túneles del inframundo se llevaban a cabo
los rituales de transmisión de poderes entre los gobernantes y que por ello es
posible que cuando uno moría sus restos se bajaban a este lugar.
Aunque no se
sabe a ciencia cierta por qué los teotihuacanos abandonaron la ciudad, se cree
que hubo conflictos entre las clases sociales; una rebelión interna debido a
fallas en el sistema, y la gente se fue.
Sí se sabe
que este túnel fue tapado en dos oportunidades y que tras la primera vez los
habitantes lo volvieron a abrir, probablemente, para “depositar algo muy
importante”, aseguró Gómez, algo que finalmente fue tapado y que ahora las
manos de estos exploradores del inframundo pretenden sacar a la luz.
Los
arqueólogos encontraron en el túnel del templo de la Serpiente Emplumada cerca
de 70 mil objetos entre bastones, ofrendas, esqueletos y esferas metálicas
El descenso
por la estructura metálica se asemeja a la entrada a una mina, pero lo que
encierra el túnel que recorre las entrañas del templo de la Serpiente
Emplumada, el lugar de donde se cree que emanaba el poder de Teotihuacán, es un
viaje al inframundo de una ciudad enigmática que floreció entre el siglo II y
el V de nuestra era, 50 kilómetros al noreste de Ciudad de México.
70 mil
objetos se han encontrado al interior del templo de la Serpiente Emplumada
Aunque
apenas es el inicio en los primeros 150 metros, los arqueólogos han encontrado
en este túnel cerca de 70 mil objetos, desde bastones de mando hasta ofrendas y
semillas, pasando por esqueletos de animales que podrían ser jaguares y
extrañas esferas metálicas de distintos tamaños. Son rastros de una forma de
entender la vida y la muerte aún muy desconocida, Información del 30 de octubre
2014.
"Es
increíble", dice el arqueólogo jefe de la excavación, el mexicano Sergio
Gómez, mientras guía hacia lo que siempre pensó que sería la cripta de los
antiguos gobernantes de la que fuera conocida como la "Ciudad de los
Dioses", la primera gran metrópoli de Mesoamérica.
Después de
11 años de trabajo, los integrantes del proyecto Tlalocan ('camino bajo la
tierra' en náhuatl), financiado por el Instituto Nacional de Antropología e
Historia de México (INAH), llegaron al final del túnel y están asombrados con
lo que encontraron.
El objetivo
era explorar lo que los habitantes de este lugar quisieron preservar de toda
mirada con 25 muros y toneladas de roca y tierra. Lo reabrieron al menos en una
ocasión, se cree que para introducir algo. Desde entonces, hace mil 800 años,
nadie había vuelto a entrar ahí. Hasta ahora.
La
temperatura va bajando a medida que se desciende. La humedad crece. Unas tablas
preservan el suelo del túnel, enlodado. "Quisieron recrear el mundo
exterior, por eso escavaron hasta el manto freático, para que también hubiera
ríos", explica Gómez.
El camino de
tablas atraviesa los muros. De repente, la linterna del guía enfoca al techo.
De la roca salen destellos. "Es polvo metálico. Imagine entrar con
antorchas. Ese polvo debía brillar como si fuera el cielo", dice Gómez.
Son restos de pirita o magnetita, un metal que no se encuentra en la zona. Pero
lo trajeron hasta aquí y lo molieron para 'pintar' el techo.
En la parte
superior también hay un tubo, un extractor de radón, un gas contaminante que
complicó mucho la excavación.
A mitad del
túnel dos cámaras flanquean el camino. Son pequeñas y están vacías pero ahí se
encontraron más de 300 esferas metálicas de 2 a 25 centímetros de diámetro.
"Todavía no nos explicamos qué simbolizan. ¿El mar? ¿Gotas de agua?",
se pregunta Gómez.
A unos 30
metros del final, el camino desciende abruptamente para acabar en otras tres
cámaras a modo de trébol cuyo centro se sitúa justo debajo del vértice de la
pirámide. De ahí no se puede pasar hasta que el INAH presente los resultados de
la excavación.
Analizar
todos los hallazgos tomará años, pues cuanto más avanzaban en el túnel más
ofrendas había: esculturas, piedras preciosas —algunas procedentes de
Guatemala-, animales, multitud de bastones de mando.
"Tenía
que ser muy importante lo que había al final para introducir todo eso. Nunca
habíamos visto nada parecido", apunta el arqueólogo.
En la ciudad
prehispánica se han encontrado restos humanos en distintos lugares,
enterramientos de clase media y esqueletos de gente que fue sacrificada. Pero
sobre los gobernantes, ni rastro.
Teotihuacán
se extiende a lo largo de 23 kilómetros cuadrados, de los que se ha excavado en
torno al 5%. En su momento de esplendor llegaron a vivir aquí hasta 200 mil
personas de distintas procedencias y etnias.
Multicultural,
extremadamente desigual —había palacios, zonas residenciales y barrios de
trabajadores— y superpoblada, tenía poco desarrollo tecnológico pero se
cultivaban las ciencias.
"Tenía
vínculos con Tikal (Guatemala) y Copan (Honduras), lo que nos hace pensar en el
inmenso poder teotihuacano, pero tenemos muchas dudas sobre el sistema de
gobierno, la lengua que hablaban o su sistema de escritura todavía no
descifrado", señala Gómez. Tampoco se sabe por qué su poder decayó hasta
desaparecer.
Tres
impresionantes pirámides, la del Sol (una de las más grandes de Mesoamérica),
la de la Luna y la de la Serpiente Emplumada, ubicada en la plaza de la
Ciudadela, eran los edificios emblemáticos de una ciudad meticulosamente
planificada y obsesionada con la orientación.
Este último
templo es el que se vincula a los gobernantes y a las ceremonias de su
legitimación. "Los drenajes de la plaza de la Ciudadela están rellenos con
ofrendas y en uno de los laterales encontramos 50 cuerpos decapitados y
mutilados, lo que hace pensar en un ritual para recrear el nacimiento del
mundo", indica Gómez.
Por eso se
cree que en sus entrañas estarán enterrados los más poderosos de este mundo
prehispánico del que queda casi todo por saber.
Se despide
su amigo ING Julián Romero Tehuitzil, colibrifuerte2001@yahoo.com.mx La Caja de
Cartón., email: tlciudadana@gmail.com....www.tlciudadana.com.mx
de tus amigos.
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