Por Andrés ZACA NAYOTL
Teólogo
CHOLULA.- Con
el primer domingo de Adviento, iniciamos nuestra reflexión o nuestra
preparación hacia la Navidad, nos preparamos al cumpleaños de Jesús. Es un
momento donde toda la gente anda feliz, haciendo miles de actividades, como ir
de compras, asistir a las posadas, muchos eventos sociales, intercambio de
regalos, se visitan familiares y parientes o esperar que nos visiten ellos,
hacer viajes en familia, enviar tarjetas de Navidad a una larga lista de
amigos, etc. Todas estas actividades son una corriente cultural.

El sentido cristiano de la
Navidad es: Recibir el gran regalo de Dios Padre en su amor inmenso hacia
nosotros nos hace al enviarnos y darnos a Jesús, su Hijo nacido de una mujer,
la virgen María, como el Salvador del mundo, de nuestras familias, de nuestra
vida. En este sentido, sólo hay Navidad si acogemos a Jesús el Salvador como
regalo de Dios. En resumen, Jesús es la Navidad.
Por eso que reflexionar sobre la
llagada de la Navidad durante el Adviento, nos conducirá al encuentro con el
Salvador. Por eso el grito del corazón: “¡Ven, Señor Jesús!”.
Les deseo un Santa Navidad,
llena de la presencia de Jesús en cada hogar y en cada corazón.
Navidad es esperanza
Estamos comenzando el Adviento,
es el tiempo justo para llegar a la Navidad. Pues la palabra Adviento viene de
la palabra latina “Adventus”, que significa “venida”, “llegada solemne”. Y se
refiere a la venida de Jesús a la tierra.
Es el tiempo adecuado para
prepararnos para celebrar la Navidad, que conmemora la venida de Jesús. Pero Al
mismo tiempo, es tiempo de esperanza. Por Jesús viene a renovar la tierra. Y nos preparemos para su segunda venida,
para que no nos sorprenda su llegada como un ladrón (Mt 24,43).
En caminarnos a la Navidad significa tener
las expresiones más nobles y profundas para acercarnos a Dios.
Porque durante este tiempo la gente canta,
esta alegre, grita gloria Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres.
Que esta alegría que vivimos en este
tiempo sea alabanza,
celebración, maravilla, estupor, adoración: “Al Señor quiero cantar toda mi
vida, salmodiar para mi Dios mientras yo exista. Ojalá que le agrade mi poema,
yo, como sea, me alegro en el Señor” (Sal 104, 33-34).
Pues la venida del niño Jesús a
la Tierra es lo que tanto esperamos, pues él es nuestra defensa y nuestro escudo; en él se alegra
nuestro corazón, en su santo nombre tenemos confianza (Sal 33,20-21).
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